domingo, 16 de junio de 2013

CONSULTA DE SALDO



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Con la cercanía de la canígula veraniega, los pasillos de las Urgencias del Hospital Puerta de San Pedro comenzaban a transformarse en una verdadera verbena de feria, con idas y venidas, dimes y diretes, y un sinfín de enfermos que se aglomeraban en las de las respectivas consultas a la espera de la ansiada llamada del médico.
En esas se encontraba la Dra. Pascullot, una joven MIR de neurología que sin quererlo ni beberlo, se vio de bruces tras la puerta de la Consulta 3 atendiendo como buenamente podía la marabunda humana que acudía a su puerta,...cuando leyó en voz alta el nombre de su siguiente paciente..."Leopoldo Fernández".

- Ufff...Don Leopoldo...-exclamó una enfermera.
-¿Qué pasa con Don Leopoldo? - respondió extrañada la doctora.
- Que es un poco...difícil....
- Bah...¡¡tonterías!!...¡¡que pase!!

Y allá que entra ese buen hombre...setentaitantos en canal...camisa de cuadros, pantalón de pana sobaquero y babuchas de andar por casa....

- Buenos días, Leopoldo...¿qué es lo que le pasa?
- Buenoh día...Leopordo Fen-nánde...pa zervirla usté. ¿Cómo ma disho que ze llama?
- Soy la Dra. Pascullot...
- Pocoyó...encantao...Dra....verausté.....ej que tengo un doló que mempieza en la sintazi del púdin.
- ¿¿Cómo?? ¿¿La sintaxis del púdin??...a ver señálese....aaaaah...sínfisis del pubis...vale, vale....
- Zi, po lo que yo he disho...y ze me va palasparda...y endespué zamabaja pa la parte del cuejco político.
- ¿El cuesco político? Perdone pero no le entiendo....
- Jooooeeee....po usté e la dortora!!...la parte datrá de la trócola....el güeso de la rodilla...
- Aaaah....vale...déjeme que recomponga el asunto...la rótula....y el hueco poplíteo...vaaaaaale.
- Ezo...er cuejco eze....
- Bueno, antes de seguir...dígame que enfermedades padece.
- Po verá usté...a mi me dijeron haze do año que tenía "temó del pulpo raquítico".

La Dra. Pascullot abre los ojos como dos platos tratando de resolver el nuevo enigma planteado por un Don Leopoldo que cada vez parece más contrariado por la poca familiaridad que tiene la "Dra. Pocoyó" con sus enfermedades.

- ¿¿Temor del pulpo raquitico? ¿Es una especie de...fobia a los cefalópodos?
- ¿¿Como izeeee?? Nolentiendo...hábleme un poquito má mejón, dortora.
- ¿Cómo le vieron ese miedo, Leopoldo?
- ¿Miedooo? No, miedo no...un burto. Aquí (señalándose la cabeza).
- Aaaaaah....ya....le diagnosticaron un tumor en el bulbo raquídeo...ya lo he pillado. ¿y qué tratamiento tomaba usted en su casa?
- Poooo....mayormente hasta antié...tomaba er segurín, er dolotile...paracé lamol
- ¿Para hacer el amor?
- Noooo, para zé lamó tomo la bizagra...
- ¿Bisagra?...creo que me estoy mareando...
- ...y también tomo la tosferina...también tomo la midisina pa la póstuma...zi...que la tengo inflamá y me cuejta oriná.....ah, y un tirón.
- ¿Un tirón? ¿Y para qué dice usted que se toma eso?
- Un tirón...pal tirolés...
- Un tirón pal tirolés...madre mía...necesito un intérprete
- Ezo ejtá en el pezcuezo, dortora..
- Aaaah....vale...Eutirox...para el Tiroides....
- Y también man puejto arguna vé el urbasol par pecho...que ze me coge...y cuando me ocurta el numerólogo en zu conzurta...zi, zi...er médico de loj pulmone....po me escusha preticantes y hasta un entrecot.

La doctora comienza a sudar y un ligero y sutil tic nervioso se implanta en su ceja izquierda.
- ¿Zencuentra bien zeñorita? Zalá puejto mu mala cara...como a mi mujé, que le tuvieron cazé un catecismo urgente porque se le había construío laj estrellas coloradas....ar finá le puzieron un portá...
- Claro...por la estrella colorada...la de Belén...
- Noooo....mi mujé ze llama Pilá, ¿zabusté? Belén e mi hija, que por sierto, er mé pazao vino por aquí con un colocón frenético de ezo...y le tuvieron cazé una rezonanzia magnífica de eza...¿zabusté?...ar finá le puzieron un edema porque tambien tenia mucha mierda en lo distintivos...ze le había inflamao el apetecible...y la tuvieron coperá y to...porque había riejgo de pedritoniti...y claro...fue una operasión muuu pinigroza....¡¡a barriga abierta!!...

                                                              (...)


jueves, 25 de abril de 2013

LA INSOPORTABLE SEQUEDAD DEL GEL





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La vida continuaba sin descanso para los treintaitantos enfermos hospitalizados en aquella unidad de Medicina Interna, que veían pasar las horas, las semanas, y a veces (más de las deseables) los meses esperando el anhelado alta médica que los reportase con celeridad al calor familiar en el entorno de un hogar ya lejano, pero sin duda de menor hostilidad que el frío y aséptico pasillo de hospital.
A los dramas particulares de cada enfermo, se añadía uno general que atacaba a través de las pantallas de los televisores y las ondas de radio de forma despiadada, sembrando el terror allá donde llegaban sus "tentáculos" informativos: la crisis. Y lo peor no era la crisis, sino lo que conllevaba...los dichosos recortes.
El personal sanitario empezaba a escasear e incluso los materiales (abundantes en época de bonanza) brillaban por su ausencia en más de una ocasión.
Tal fue el caso de aquella mañana de abril, en la que (cosas del destino), faltó gel de baño no solo en Medicina Interna, sino en todo el centro...
- ¡No zus precupéi...er "Chori" lo zoluziona en zero coma dó...! -dijo el mítico "hijo de la Fen-nanda", rehabilitado (o eso decía él) y siendo un "hombre de provecho" como celador del hospital.
- "Chori", no me digas que tenéis gel escondido en algún escondite...
- Mejón que ezo, Roza.. - respondió Zé Manué a la enfermera- zus voy a traé gé nuevo...bote y má bote de gé...
- Bueno, bueno....a ver si es verdad.

Al cabo de un buen rato, el "Chori" hacía acto de presencia por las puertas de la unidad con más de catorce botes de gel de baño en los brazos, algunos en precario equilibrio y a punto de caer al suelo, sostenidos con especial maestría cual diestro malabarista del Circo del Sol.

- ¿Qué o diheeee?...aquí tenéi gé pa sinco año. Quer "Chori" cumple zu palabra...¿tamo?

Inmensa fue la algarabía que se montó en torno al celador, al que poco faltó para ser izado a hombros por sus compañeros. A cambio del favor, Zé Manué solo pidió...un colacaíto, que Maite (una de las auxiliares) le preparó con gusto y esmero.
Así que, solventada la "crisis del gel de baño", la cuadrilla de pijamas blancos se dispuso a asear a los pacientes encamados, y a repartir gel entre los enfermos autónomos.
- Qué raro huele el gel, ¿no? - dijo una de las auxiliares.
- Es verdad...huele a producto de limpieza...pero al gel de siempre no...

Tras cinco minutos frota que te frota y sin conseguir hacer ni una mísera pompa de espuma, saltaron las alarmas...en todas las habitaciones donde se había repartido el gel, ocurría el mismo incidente...nada de espuma, olor fuerte e incluso en algunos casos, picores en la piel.
Ante la mala pinta del asunto, Rosa decide llamar al "Chori" para preguntarle.

- Oye, "Chori"...¿de dónde has sacado el gel que trajiste?
- ¿¿¿yoooo???....poooo...da donde va sé...del armalcén
- ¿Estás seguro?
- Bueno, verá...te lo vi ajplicá...ej que cuando bajé, encontré unoj cuanto bote de gé quejtaban medio vacío, ¿tumentiende?...y me dije pa mi mijmo...joé, "Chori" que lájtima, podría rellenal-lo como hacía mi güela Zunzión, que en pá dejcanze, y asín habría bote pa tor mundo.
- ¿¿Rellenarlos?? ¿¿Con qué "Chori"?...
- Po verá...con coza que zirven pa limpiá, Roza, con qué va zé zi no.....encontré doj pajtilla de eza de Flota, y laj machaqué, luego leché agua...¡ah! y en Mantenimiento también encontré doj garrafas de unos líquidos mu raros, de colores, que loj utilizan pa limpiar tubería, ¿tumentiende?...y le eshé otras doj pastillita de "uve zé né" pa las fosas dezérticas, o argo asín...y un shorreonsito de mistó ...pero vamo, que to ezo zi no ze come laj tubería, no pue hazé daño a naide...ademá quien te diga que no haze ejpuma miente...porque cuando yo lo mejclé tó, se formó una espumareaaaa...
- ¿¿Pero tú estás loco?? ¿¿Pero cómo se te ocurre rellenar los botes con eso??....
- Jo, Roza...pontonse mejón no te cuento cómo he rellenao laj botella de leshe cacabo de bajá a sirugía...


jueves, 24 de enero de 2013

PRESSING SAS




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La vida seguía como si nada hubiese pasado en aquel caótico hospital y en esa saturada sala de Medicina Interna en concreto. La sensación de "achique de agua" del personal sanitario con respecto a su trabajo diario, apesadumbraba a más de uno, y la situación empezaba a ser tensa...los ánimos se encrespaban y las paciencias dejaban atrás los límites preestablecidos por cada uno, manifestándose en estallidos de ira, malas contestaciones y enfrentamientos dialécticos en cualquier rincón o habitación.
¿Los recortes? ¿La falta de medios? ...todo aportaba su particular granito de arena, aunque la encomiable profesionalidad de los trabajadores era suficiente para manener cierto orden dentro del caos provocado por la administración.
Y en estas que llega un ingreso: inglés, para más señas, y nada...absolutamente nada "castellanoparlante".
Si ya es complicada la comunicación con un "guiri", más lo es si está enfermo... y si encima está desorientado y agitado...¡apaga y vámonos!.
Así se encontraba el señor Sanders, en la habitación de aislamiento profiriendo toda clase de gritos e insultos (en su exquisita y distinguida lengua materna, eso sí) a cualquier persona que pasaba por los pies de su cama y vestía bata o pijama blanco.

- ¡¡Fuckin'.....Fuckin'.......Fuckin'....!!.......- vociferaba escupiendo diminutas gotas de saliva, a cada lindeza que se le venía a la boca.

El estado de agitación del paciente se transmitía en los relevos de enfermera a enfermera...y en un principio nadie daba crédito a lo contado...

- Seguro que estás exagerando...no puede ser. Hay que ser comprensivos...que está lejos de su casa....que no entiende el idioma...¡¡seamos más humanos, leñe!!
- Sí, si...humanos...ya me cuentas mañana en el relevo...

La enfermera en cuestión, acudía a la habitación del Sr. Sanders con la mejor de sus sonrisas profident, cargada de buenas intenciones y mejores modales...y a cambio, el Sr. Sanders se defecaba en su prostituta progenitora en menos de dos segundos, arrojándole de paso todo objeto susceptible de ser volteado. Además, con saña: atinando con milimétrica puntería en las zonas más dolorosas de la anatomía humana.
Así, relevo tras relevo, día tras día....la plantilla de enfermeros, auxiliares y médicos, soliviantados, empezaban a contestar al Sr. Sanders, y tras alguno de sus famosos improperios, los más "quemados" le respondían con un "¡¡Fuckin' you con tu p.m.!!"...o un "¡¡yo me cago en la Reina Isabel, y el p...Buckingham Palace!!" o "te vi mandá a la Torre de Londres de una guantá".
Cierta tarde, con toda la planta (incluídos enfermos) en serio estado de rebelión ante la actitud del "guiri de m..." (como ya lo conocían)...uno de los enfermeros más en sintonía con el sentimiento pacifista "flower power-age of aquarius-give peace a chance", trató de poner orden y calma:

-Tranquiloooos...no os alteréis...sé inglés y puedo entenderme con él. Que no llegue la sangre al ríoooooo....seguro que es un señor adorable...¡¡vosotros es que no tenéis mano izquierda!!

Así que ni corto ni perezoso se dirigió a la habitación con idénticas buenas intenciones que sus compañeros anteriores...al cabo de unos minutos, se escucharon golpes y gritos.

-¡¡Fuckin'...Fuckin'...Fuckin'...!!
-¡¡Fak yu, cabroneichon...gou jel güit yur faked mader!!...I KIIIIILLLL YUUUUUUUU!!!!!

Alertados por el escándalo, otro compañero llegó al umbral de la puerta para descubrir una escena propia del Pressing Catch...el enfermero sujetaba el cuello del inglés entre el antebrazo y el pecho mientras con el nudillo de la otra mano le frotaba encima de la cabeza.
El inglés por su parte, sujetaba una banqueta con intenciones aviesas mientras su cara se abotargaba más y más, quedándose sin oxígeno...eso sí...el poco hálito de aire que quedaba en los pulmones del inglés lo empleaba en su eterna cantinela: "Fuckin'...Fuckin'...Fuckin'...".
Patadas voladoras, torsiones, tenazas con las piernas...un auténtico espectáculo que recordaba a los enfrentamientos entre Hulk Hogan, El Último Guerrero, El Enterrador...casi se podía escuchar de fondo la narración de Héctor del Mar...

Una auxiliar llegó junto al compañero que miraba la escena ensimismado desde la puerta, y le preguntó:

- ¿Qué haces ahí parado?...¡¡Haz algo!!

El otro enfermero inspiró profundamente, entró con decisión en la habitación...¡¡y sujetó al inglés para que su compañero pudiera derrotarlo con mayor facilidad!!
La escena se completó con la llegada de un par de enfermos que le tenían ganas, y se lanzaron encima suya "a bomba" o como se dice por estos lares..."al pechaso". Cuando la melé ya empezaba a adoptar tintes épicos con la llegada de más y más "luchadores",  llegó un último refuerzo inesperado...el guardia de seguridad, al más puro estilo Big Boss Man haciendo virguerías en el aire con la porra....Un día glorioso para la lucha en nuestro país...nadie puede con la Furia Española: sólo hicieron falta siete u ocho para reducir al inglés...Y es que ya lo dijo el sabio Don Anselmo en alguna ocasión...
"¿Ingleses?...son todos unos hijos de la gran...bretaña".


jueves, 6 de diciembre de 2012

BUSCANDO "ASÚCA" DESESPERADAMENTE




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De nuevo una anodida y soporífera tarde, gélida como la mano del doctor que te ausculta en una consulta, prometía unas horas venideras cargadas de insulsos comentarios de pasillo, aburridas caras de cumplidores visitantes y familiares, y diálogos enconsertados, carentes de interés para un Paco Penas que veía su ingreso alargarse más y más en el tiempo...amenazando con cronificarse "ad eternum" si no lo remediaba algún avispado internista, capaz de solventar el complicado ovillo en el que se había convertido su historia clínica.
Es por ello, que Paco recibía con relativa alegria las visitas de su antígua némesis hospitalaria: su ex compañero de habitación (ahora enrolado a las huestes del "ejército de pijamas blancos" como celador) Zé Manué, alias "El Chori", mítico y legendario hijo de la Fen-nanda, colacaoinómano confeso y consumidor habitual de "sumos, menos el de malacatón", "hamburguezas del Fostín Jorlibú"...entre otros productos de curso legal. De los ilegales, mejor ni nombrarlos.
Aquella tarde el Chori estaba cumpliendo con su función como celador de la Tercera Planta consistente en decirle a los de UCI que estaba ocupado en Medicina Interna, y a los de Medicina Interna que estaba ocupado en la UCI...y si el que lo llamaba era el Supervisor...pueeees...entonces estaba ocupado llevando una analítica urgente al laboratorio...lo normal para un celador que debe ocuparse de dos plantas a la vez, alrededor de cuarenta enfermos en total de los cuales casi dos tercios son encamados. Como pueden comprobar una carga de trabajo perfectamente asumible para una cuadrilla de mulas de arreo, o de esforzados esclavos de las pirámides egipcias. Pero el presupuesto era el que era en ese Hospital desde hacía décadas, y no daba para más. Y si lo daba, desde luego no era el problema de aquella Gerencia en concreto, que bastante trabajo tenía con proponer protocolos, analizar protocolos, corregir protocolos, autorizar protocolos y hasta protocolizar protocolos, que como se diría al estilo de los pitufos, en lenguaje gerente sería algo así como: "Para que protocolicemos hay que protocolizar protocolizando protocolos". ¿Ha quedado claro?..¿No?...pues eso...lenguaje de gerentes, leñe...
Si a esto añadimos la especial "prestancia" y "afán de trabajo" del Chori, apaga y vámonos...
Así que tras otra dura jornada de ingresos, traslados, cambios de habitación, sondajes, extracciones, canalizaciones de vías, avisos a internistas de guardia, etc, etc...el personal de enfermería comenzaba a estar ligeramente cansado.
Comoquiera que Medicina Interna se encuentra dentro de un vórtice espacio-temporal en el que Las Leyes de Murphy se cumplen inmisericordemente día a día...el pastel ya estaba servido a falta solo de la guinda. Y esa guinda se colocó, cuando los enfermeros de planta de aquel día (Andoni y Karlos) tomaron las glucemias antes de la cena, y pusieron las dosis de insulina correspondientes para corregir la "generosidad de dulzura" en sangre de los enfermos diabéticos.
Pero el carro con las bandejas de las cenas, no llegaba. Pasaban los minutos, y seguía sin aparecer...ante la inesperada falta de alimentos, saltó la alarma: el carro de la comida se había quedado encerrado en el ascensor (pinche histérica y claustrofóbica incluída) y éste no funcionaba.
La magnífica e inigualable cuadrilla de mantenimiento, matrículas cum laude en "técnicas McGyver" no conseguían solventar el problema, y las insulinas comenzaban a provocar los primeros estragos...bajadas de azúcar a "tutiplén". Andoni y Karlos pusieron en marcha la "operación reparto de zumos" a discreción, contando con la ayuda de el Chori, que en ese momento descansaba apoyado en el mostrador del control de enfermería.

- Chori, llévale este vaso de zumo al 304-2...
- Ahora mijmito, Dioni....

A mitad de camino, los ojos del Chori hacen chiribitas al observar el néctar, y se bebe el vaso a hurtadillas.
Vasos y más vasos se apoyan en el mostrador, y entre todos intentan reanimar a los enfermos que se encontraban al borde de la lipotimia. Y la cena que no llegaba, y el ascensor que no funcionaba...y el Chori bebiéndose litros y litros de zumos, incapaz de ponerle freno a su zumoadicción. Hasta que extrañados por la falta de recuperación de los pacientes, Karlos "atrapa" a el Chori eructando con el inconfundible aroma del zumo de piña...

- Peaso de cabrón....tu no te estarás "jincando" el zumo, ¿verdad?
- ¿¿¿Yoooo???...Kal-lo, yo te uro por mi güela Zunción, que undibé la tenga zu gloria bendita, que yo no majincao na de na...ej que la Chana ma regalao una colonia con oló a fruta der bojque, ¿zabe?
- Te mato...- dijo Karlos mientras se quitaba el zueco con intención de lanzarlo a la cabeza del Chori, que ya corría que se las pelaba pasillo arriba.

Tras más de media hora de lucha, y unos doce litros de zumo gastados (la mitad de ellos en el estómago de el Chori), el personal de enfermería conseguía solventar la emergencia azucarera.
La cena llegó con dos horas de retraso y la pinche continúa ingresada en el psiquiátrico donde asegura que los platos y cubiertos la persiguen y las empanadillas frías quieren agarrarla para hacerle daño.
Nuestros héroes del día, enfermeros y auxiliares, jamás olvidaron la trabajera ocasionada por el ascensor...tampoco olvidaron al Chori (aunque éste todavía daría más guerra...pero eso es otra historia).
Se cumplió el deber, que es de lo que se trata.
En cuanto al ascensor...muy de vez en cuando vuelve a pararse.
Y para eso, fíjense ustedes....no hay solución.
Bueno, mejor no demos ideas a las mentes pensantes, que puede ser peor el protocolo que la enfermedad.




lunes, 26 de noviembre de 2012

ESTE MUERTO ESTÁ MUY VIVO





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Nerviosismo en los gestos, carreras por los pasillos...algo nuevo se cocía en el Hospital desde hora temprana, y era algo perfectamente palpable por cualquier usuario del centro.
Y es que, cual tiburones al olor de la sangre, o buitres a la vista de un animal herido, la inminente muerte de un candidato a donar órganos había desatado la "fiebre del oro" entre los distintos especialistas implicados en este tipo de eventualidades.
Llámese "prestigio para la institución", llámese "alimentación del propio ego" o por motivos más espúrios y de dudosa moralidad, como es el cobro de cantidades pecuniarias harto curiosas por la intervención y extracción de órganos...el caso es que la habitación 310 se había convertido en un contínuo trajín por parte del personal sanitario, en especial de cirujanos, intensivistas, internistas y otras hierbas, que se frotaban ávidamente las manos mientras en sus pupilas asomaba el símbolo del euro a cada hora que el infortunado paciente desahuciado se acercaba más y más a su más que previsible y trágico final de su existencia terrenal.
Algún cirujano soñaba con ver su nombre en gloriosos titulares de la prensa comarcal, o incluso en revistas científicas (y pseudocientíficas) donde a bombo y platillo se publicaría el extraordinario acontecimiento de una extracción y posterior donación de órganos en el Campo de Gibraltar..."quién sabe" (pensaba)..."quizás este sea mi trampolín profesional...esa guinda al curriculum profesional que tanto he esperado para poder salir de este infesto boquete".
Y así transcurrían las horas...con visitas de unos y otros, llamadas de gerentes y otros burócatras interesados, jefes de guardias y supervisores, poniendo orden en el desorden y desordenando lo ordenado.
Mucho jefe, poco indio...mucho gallo para tan mísero corral.
Eso sí...la carga asistencial recaía nuevamente en los de siempre: enfermería y auxiliares que, no contentos con la ya de por sí abusiva situación de recortes de personal y de medios, ahora lidiaban con una pantomima que les obligaba a realizar el milagro de la multiplicación del pan y los peces...una vez más.
Pero...¡oh, destino!...ese día el internista de guardia no era cualquiera.
Ese día más que un internista...de guardia estaba una auténtica encarnación del Capitán Trueno, desfacedor de mil entuertos, irreductible como Astérix y Obélix, invencible como Rocky Balboa, infatigable como...como...como Nacho Vidal...¿o era irreductible como el "miembro" de Nacho Vidal?....¡qué mas da!.
El caso es que ante la llamada del personal de enfermería, el Dr. "Trueno" acudió raudo y sin ninguna gana de firmar un certificado de defunción.
Al menos mientras estuviera de guardia, allí no se moría nadie sin su permiso...qué cojones...

- Vamos a sacarle una analítica urgente -dijo con serenidad a la enfermera de planta.
- Pero...¿no estamos esperando a que se muera?
- Este hombre no está para morirse - concluyó con seguridad.

Quirófanos preparados, especialistas localizados...cirujanos con manos enguantadas esperando el deceso del donante...la tensión aumentaba conforme pasaba el tiempo.
Pero ni la más perfecta maquinaria burócrata pudo con la determinación del Dr. "Trueno" que encontró en aquel enfermo a su particular Soldado Ryan.
Tras comprobar la analítica del paciente, instauró un tratamiento preciso y extenso como la Carta de San Pablo a los Corintos...y sacó al paciente del estado crítico en el que se encontraba, para sorpresa de sus familiares que ya lo velaban en vida desde hacía dos días...y con el consiguiente cabreo de los mismos que estuvieron a punto de "vender por piezas" al paciente antes de haber abandonado este Valle de Lágrimas.
Aunque para cabreo, el de cirujanos y demás implicados en la "Operación Trasplante"...que se tradujo en una postrera llamada telefónica desde un oculto despacho de la Gerencia al internista de guardia...

- Pero hombre de Dios...¿qué has hecho? Si sólo había que dejarlo morir...
- Es que yo aún recuerdo el juramento que hice...- respondió con valentía nuestro bravo doctor.
- Hombre, es que si nos ponemos así...a cumplir lo que juramos...apañaos vamos.

Política y Sanidad...mala combinación, amigos. Y es que no es lo mismo un juramento hipocrático que un  hipócrita que jura y miente...que por desgracia, se estila mucho en estos tiempos.

miércoles, 10 de octubre de 2012

THE COFIA DAY




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Aquella lluviosa tarde de octubre se estaba convirtiendo en un infierno para el personal de enfermería de Medicina Interna. Unas horas antes, las camas que habían quedado "liberadas" de sus ocupantes (unas por altas médicas y otras por "salvoconducto directo" a San Pedro), habían sido vorazmente fagocitadas por un saturado y extenuado Servicio de Urgencias, deseoso de desprenderse de un volúmen de pacientes próximo a un desastroso colapso del microsistema hospitalario.
De ahí que a partir de las 15h (hora del cambio de turno), se iniciara una frenética carrera contrarreloj para intentar "achicar agua" en la Observación que ya presentaba camillas en los pasillos a los que (como medida de "intimidad al paciente") se les brindaba unos indecorosos biombos raídos por el paso del tiempo.
Y en mitad de esa vorágine administrativa de "desvestir un santo para vestir a otro", los de siempre: enfermeros, auxiliares y celadores.
Uno de los ingresos, un sexagenario señor llamado Prudencio, quizás producto de las prisas por enviarlo a planta, llega sembrando de interrogantes la labor de la enfermera que en ese momento lo ha recibido.
- Es diabético... pero no le han puesto ninguna pauta de insulina, ni antidiabéticos orales... bufff... ¡ya empezamos!

Así que decide ponerse en contacto con el Internista de Guardia. Tras varios intentos fallidos (como siempre, el corporativo se quedó sin batería y a nadie se le ocurrió ponerlo a cargar todo el tiempo que estuvo avisando con sus "beeep", "beeeep" y su lucecita roja intermitente), por fin consigue comunicarse con él.

- Hola, te llamo de Medicina Interna... nos han ingresado en el 304-2 a un señor, Prudencio, que es diabético...y no tiene pauta de insulina.
- Ammm....¿si?... bueno, pues luego subo a ponérselo.

Tras casi una hora de espera, la situación se va complicando más. Los acompañantes de un paciente solicitan información médica... de nuevo, llamada de teléfono al Internista.

- Hola,  de Medicina Interna... los familiares del 306-1 solicitan información. Ya les hemos explicado que su médico pasa sala por las mañanas y que ahora por la tarde queda sólo el de guardia...
- Pues eso... yo estoy ocupado en Urgencias, además no conozco nada de su historia clínica.
- Ya...pero la familia insiste en que quieren que venga un médico a hablar con ellos.
- Vale, vale...en cuanto pueda subo a verlos.
- Ah, y la pauta de insulina del 304-2, también sigue pendiente.
- Sí, sí...

Transcurre otra hora sin que aparezca absolutamente nadie. Los familiares, soliviantados, comienzan a presionar al personal de enfermería con lindezas como "porque yo testoy pagando a tí", "si fuera tu padre seguro que er médico estaba aquí hasunrato", hasta los amenazantes "como le pase argo zus vái anterá". Para colmo, Prudencio comienza a tener fiebre. Nueva llamada al Internista.

- Soy yo otra vez. El de la 304-2 está con fiebre y la familia del 306-1, al borde de la rebelión.
- Si no es alérgico, ponle un paracetamol IV.
- Si, eso ya me lo imaginaba... ¿y con la revuelta que hacemos? ¿Vienes a informar o llamo a los GEOS?
- Ahora subo...oye, la insulina del ingreso... que se me había olvidado.
- Hace un cuarto de hora que se repartió la cena... tenía 188 de glucemia, así que le hemos puesto lo que normalmente dejáis prescrito como pauta "estándar"... pero sigue aquí esperando a que algún alma caritativa lo deje por escrito.
- Vale, vale, ahora lo hago.
- Por cierto, el 308-1 dice que la pastilla que le han pautado esta mañana le sienta mal y que...
-...eso, que se lo arregle su médico mañana...
- Y el 311-3 quiere que le demos algo para dormir...
- Ya sabes..."barra libre" para todos.
- Ya...ya sé...

Por fin tras casi tres horas de espera, el Internista de Guardia sube a la planta, escribe la pauta de insulina y habla durante 34 largos segundos con unos dóciles familiares que al ver aparecer al médico han cambiado las caras agrias y los gestos amenazantes por amabilidad y comprensión sin límite.

Cae la noche...Basilio despierta y comienza a gritar sus interminables "Antoniaaaaaaaaaaaaa" que traen en jaque al personal y a más de la mitad de pacientes. Llamada de teléfono al Internista de Guardia, que tarda cinco tonos en cogerlo.

- ¿Ssssssssi? - con voz de sueño.
- Hola, te llamo de Medicina Interna... es por Basilio, que ya está con sus gritos.
- ¿Le habéissss... puesto algo? - suena un bostezo.
- Pues aunque es su quinto ingreso en dos meses y siempre está agitado por las noches, a nadie se le ha ocurrido dejarle nada pautado, fíjate que curioso...
- Vale...ummm...ponle....ummmm....¡¡ooooooAAAAAaaaaaaaAAAAh!!!...ponle...mmm....medioooo haloperidol....y si no se le pasa, le pones otro medio...y a partir de las 4 no me llames que le toca al otro internista, que él decida qué le ponéis.
- Ok...

Al día siguiente, la planta amanece como si fuera un campo de batalla...pacientes ojerosos que apuran hasta el reparto de los desayunos para conciliar alguna triste hora de sueño reparador, ya que Basilio se quedó dormido casi a las seis de la mañana.
En el despacho médico, una internista con melena alborotada, numerosos aspavientos y dando gritos, despotrica sobre las enfermeras de la planta:

- ¡Claro!...¡dormidos que están todos los pacientes!  ¡es que el personal de enfermería se cree que son paramédicos y pueden poner la medicación que les salga de las pelotas! ¡A saber qué le han metido esta noche a Basilio para que esté tan dormido!
- Lo que dijo el de guardia - apunta una enfermera que pasaba por ahí.
- ¡Y una leche! ¡Que ya nos conocemos todos!

¡ Y tanto que nos conocemos!...pero como diría el sabio Don Anselmo:
"A nadie le huele su propia mierda...y si encima viene otro a limpiarte el culo, qué quieres que te diga: ASÍ DA GUSTO CAGARLA".

(Salud y Feliz The Cofia Day para todos)

martes, 2 de octubre de 2012

JUEGO DE TRONOS




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Tras la frenética jornada de persecución de hormigas a lo largo y ancho de los pasillos de Medicina Interna, parecía que la paz se asentaba por fin en la unidad. Lejos parecían quedar las carreras, avisos telefónicos y llamadas al orden de aquella caótica mañana en que esos dichosos y diminutos insectos de seis patas habían puesto en jaque a la flor y nata del gremio de Mantenimiento del hospital.
Se presentaba pues, un día relativamente tranquilo (y digo relativamente, porque no olvidemos que en Medicina Interna, nada es relativo...mas bien correlativo, es decir, "una detrás de otra").
Pero hablar de tranquilidad en las entrañas de esa unidad, era como hablar de lucidez en Leticia Sabater, o de rigor informativo en Intereconomía...un espejismo.
Al cabo de unas horas, Paco Penas y Seymour recibían el ingreso de un nuevo y temido "inquilino": el anciano Basilio, aún más desmejorado que de costumbre, y que (de momento) no parecía venir dispuesto a "dar la noche" con sus interminables gritos en plena madrugada. Al contrario, parecía bastante tranquilo y sosegado, hasta el punto de dedicarle una simpática sonrisa a Paco Penas...¿lo habría reconocido?.
Tras acomodarse en la habitación, Antonia, la hija de Basilio, se dispuso a afrontar una larga noche provista de un cuadernillo repleto de sudokus a medio hacer, un mp4 donde tenía la discografía completa de Isabel Pantoja, Mocedades, Juan Pardo y "algo más movidito" como Karina y Luis Aguilé, y un ejemplar del libro "El highlander seducido", novela romántica en cuya portada un musculoso, rasurado y bravo highlander de masculina falda escocesa prometía todo tipo de fantasías durante esas horas a la pudorosa y remilgada Antonia.
Pero cuál fue su sorpresa cuando descubrió que en la habitación había tres enfermos, tres camas, tres acompañantes....y sólo dos sillones, ya ocupados por Pepi (la esposa de Paco Penas), y por Mildred (joven amante bandida de Seymour...mas bien amante de su cuenta corriente).
Así que con las manos ocupadas por el mp4, el libro y el cuadernillo de sudokus, y mirando hacia todos los rincones habidos y por haber de la 312, finalmente preguntó.
- ¿Y mi sillón?
- La están arreglando. Se la llevaron esta misma mañana- respondió Paco Penas.
- ¿Y ahora dónde me siento? ¿Dónde me echo la cabezadita?
Ante la callada por respuesta de los presentes, Antonia, ni corta ni perezosa (bueno, algo perezosa sí), salió al pasillo de Medicina Interna en busca de un sillón sin dueño. Y así entró en la 311, donde solo había dos enfermos con sus acompañantes, y tres sillones.
- Disculpen....¿aquí sólo hay dos enfermos ingresados?
- Sí...-respondió una de las acompañantes con extrañeza- ¿Por qué?
- Porque no tengo sillón en mi habitación, así que me la llevo...
- Aaaaah, nonononononono....ese sillón se queda aquí.
- Pero si no lo está utilizando nadie...
- Bueno, pero igual lo utiliza mi niño Adonai que tiene que venir a ver a su abuela
- Señora, son casi las once de la noche...ya no hay visita.
- ¿¿Cómo que no?? ¿¿y eso dónde está escrito??
- En un cartel a la entrada de la planta
- ¡¡Pues yo nunca he visto ese cartel!!
Antonia, tomó por los reposabrazos el sillón, y empezó a arrastralo con pesadez hacia fuera de la habitación, pero la señora con la que había estado discutiendo, dio un prodigioso salto y agarró el sillón por el respaldo.
- ¡¡Que no se lleva el sillón, lesheeeeeeeeeee!!
- ¡¡Suelta, maharonaaaaaa!!
Ambas se enzarzaron en una igualada contienda...tan pronto el sillón avanzaba hacia la salida de la habitación como volvía a retroceder la distancia recorrida en una sinfonía de bufidos, maldiciones, exabruptos y chirriar de patas en el suelo.
Tras varios minutos de tiras y aflojas, la madre de Adonai blandió sobre su cabeza su bolso de imitación de charol de leopardo marca "Guchi" (sic) y tras dar dos vueltas en el aire para tomar impulso, cual David enfrentándose a Goliat, lanzó el susodicho hacia la cabeza de Antonia, que echando hacia atrás su cuerpo (al más puro estilo Mátrix) esquivó el proyectil con destreza, para luego responder arrojando su cuadernillo de sudokus. El impacto del canto del cuadernillo (en su parte puntiaguda), provocó el desconcierto en su oponente, momento que aprovechó Antonia para arrebatar el preciado trono a los habitantes de la 311.
-....japutaaaaaaaaaaaa!!! - se oía desde las oscuras profundidades de la habitación- ...comotecojaenmibarriotevacagápol-lajpatabajooooo!!!!
Antonia, satisfecha por el botín, colocó el sillón junto a la cama de Basilio. Se sentó, encendió su mp4 y comenzó a escuchar "Amor de hombre" de Mocedades mientras abría las primeras páginas de "El highlander seducido"...pero cuando quiso poner las piernas en alto, reparó en que no tenía banqueta de pies. Miró a un lado y a otro, y tras comprobar que cada uno de los enfermos tenía su sillón y su correspondiente banqueta de pies, preguntó:
- ¿Y la banqueta?
- Arreglándose también...-contestó Paco Penas.
- ¿Y ahora dónde apoyo los pies?
- Ay, Dios....