jueves, 29 de octubre de 2009

ZEÑORITA, ZEÑORITA....


El televisor de la habitación 305, no paraba de vomitar imágenes de programas del corazón que Paco Penas no veía, pero prefería tener encendido el aparato porque la conversación con sus compañeros no le resultaba precisamente atrayente. Por un lado, Basilio parecía haber caído en un sueño eterno, y abandonó los desgarradores gritos de "Antoniaaaaaaaaaaaa", por unos ronquidos nasales profundos; del otro lado, Zé Manué.....¡qué decir de este personaje!.....un hombre perdido en un pijama. A través del cuello de la blusa le asomaba un hombro que amenazaba constantemente con salir al exterior burlando la estrechez de la prenda. En cuanto al pantalón, en cada uno de los huecos reservados para las piernas, podrían caber perfectamente las dos.
Desde que Zé Manué llegó a la habitación, se limitó a estar sentado en el sillón oteando al infinito sin parpadear, con la mirada perdida, y la boca ligeramente entreabierta...parecía como si el organismo le obligara a limitar el gasto de energía al mínimo posible.
El único movimiento que realizó durante el resto de la tarde, fue el necesario para acercar la mano al timbre y llamar al personal...algo que se convirtió en su entretenimiento básico el resto del día.

Zeñorita, zeñorita, me puedo tomá un sumo?.....Ahora mismo te lo traigo, espera un poco que estamos dando el relevo....vale, vale, usté perdone zeñorita.

A los dos minutos, vuelta a llamar.
Zeñorita, zeñorita, habéi llamao a la Chana?.....¿y quién es la Chana?.....Mi mujé, zeñorita....ahora llamanos a observación para ver si la han llamado....vale, grasia zeñorita, usté perdone zeñorita...
Tres minutos más tarde, misma historia.
Zeñorita, zeñorita qué hora é?....chiquillo, ¿tú te crees que puedes llamar para eso? Son las diez y cinco y estamos dando el relevo, deja el timbre quietecito...usté perdone zeñorita..

A las diez y diez, suena el timbre de la 305...¿¿¿Otra vez???...
Zeñorita, zeñorita, hoy é jueve, verdá?......sí, Jose Manuel, es jueves, ¿para eso llamas?....Noooo, ej que mecho un lío, zeñorita, que me creía que ya era lune....anda, anda, ¿ya vale no? Quédate un rato tranquilito....perdone zeñorita....

Cinco minutos más tarde, timbrazo.
Zeñorita, zeñorita, me puedo tomá argo pa dormí?....todavía es temprano, dentro de un rato viene una muchacha repartiendo infusiones y te da la pastilla....vale, usté perdone zeñorita, ej que yo zufro de nervio ¿zabusté? Ej que me pongo mu malo, aquí ya me conose tor mundo, la dortora ¿como ze llama? zi, una con loj pelo largo, con gafita, zi, que lleva la bata blanca......aqui todos llevan bata blanca José Manuel....(se queda pensando)....¿zi? Ah, pontonse lo mismo é un dortó......mira Jose Manuel, que tengo cosas que hacer. Luego te traen la pastilla...vale, vale, vale, usté perdone zeñorita.

Rozando las diez y media, Zé Manué aprieta de nuevo el botón rojo...
Zeñorita, zeñorita, me arfircio, zeñorita ¿me puede poné er sígeno?....anda sí, pero deja ya el timbre quieto un rato, o te lo quito....no, por favó, zeñorita, no me lo quite, de verdá que ya no vi a llamá maj nunca, zeñorita, ze lo juro por mi mare, por mi pare quen pá dejcanse, por mi Chana y por mi niño Zé.....A ver si es verdad....zi, zi, ze lo uro por mij muerto, zeñorita, me castigue undivé y ze me caigan los sacai a cacho, zeñorita.....

Llega el momento de las infusiones. Basilio está empezando a despertar, así que la auxiliar deja el vasito con su pastilla para dársela más tarde. Mientras sigue con el reparto en la habitación...
¿Que vas a querer Jose Manuel?...Zeñorita, yo quiero un café con leshe....aquí no hay café. Infusión, leche, zumo.....pooooo, un cola cao, zeñorita.....un momentito, aquí lo tienes....¿me da otro zobre de cola cao, zeñorita? Ej que yo zufro de loj nervio ¿zabusté? La Chana me pone ziete cuchará de cola cao pol la noshe, porque parece como cualmente me relaha y me queo tranquilo hastar día ziguiente que me toca la metadona ¿zabusté?....aqui tienes, dos sobres.....musha grasia, zeñorita, é usté mu amable, undivé ze lo pague a usté con musha zalú pa usté, pa zu marío y zuzijo, zeñorita.....vale, vale. Toma la pastillita....Musha grasia, zeñorita,....uuuuu....esto é mu flojo pa mí, zeñorita, ze lo digo porque yo zufro de loj nervio ¿zabusté? Tonse yo en mi casa me tomo laj tranqui de tré en tré ¿zabusté? como zi fueran lacazito, zeñorita, porque aqui me conose tor mundo, yo zoy er Chori, ¿zabusté? el hijo de la Fen-nanda, y yo no me vi a queá dormío con esta pajtilla, ze lo digo porque endespué no vi a podé de dormí y ezo no pué zé porque yo ej que zufro de loj nervio ¿zabusté?....QUE SÍ, QUE SÍ, QUE AHORA HABLO CON TU ENFERMEEERAAAA.....vale, vale, zeñorita, mu amable, zeñorita, usté perdone zeñorita....

Mientras la auxiliar va a hablar con la enfermera, el Chori se levanta súbita y rápidamente del sillón, agarra el vasito con la pastilla para dormir de Basilio y la engulle con inusitada velocidad, volviendo en un santiamén a su sillón, adoptando de nuevo su posición habitual.
Tras el mostrador del control, la enfermera llama al Internista de guardia para preguntarle qué pastilla le dan a Zé Manué....
Aquí tienes, Jose Manuel....musha grasia, zeñorita, undivé ze lo pague a usté y a zu familia con musha zalú y mushoj caudale pa compral-le a zuzijo to lo que elloj pidan pa que ze lo echen los reye mago, zeñorita.
Cuando se va la auxiliar, aprovechando un momento de descuido de Paco Penas, el Chori repite la misma operación y se toma la pastilla de nuestro protagonista.
¿Y la pastilla?....no zé, amigacho, me paeze que ze la caío ar zuelo, la visto roando....Paco Penas se agacha a buscar la dichosa pastilla, pero no la encuentra, y continúa su búsqueda durante unos minutos en los que el Chori marea la perdiz de manera espectacular, indicando a Paco montones de sitios donde rastrear.
Vuelve la auxiliar dispuesta a darle la pastilla a Basilio y se sorprende al no encontrar el comprimido ni el vaso que lo guardaba.
¿Y el vaso que puse aquí?....noo, zeñorita. Al agüelo no la puejto pajtilla....me la dao a mi, y al amigacho que za la caío....bueno, bueno, no busques más Francisco yo te traigo otra....
Al rato aparece con la pastilla de Basilio y la de Paco.
El timbre suena, y la auxiliar acude a apagarlo, momento en que el Chori vuelve a moverse como un guepardo para ingerir la pastilla de Basilio, ante la mirada atónita de Paco Penas.
¿oye, habéis llamado aquí?.....uuuuu, usté perdone, zeñorita, ej que mequivocao, quería sendé la lú ¿zabusté?....¿y la pastilla de Basilio?...ha venío una zeñorita azí vestía comusté y se la dao....¿no te la habrás tomado tú, verdad?.....Yoooooooooooooo, que va, que dize, zeñorita, no diga usté ezo, que yo zoy una perzona honrá, zinzilla, trabajaora, un currante, ¿zabusté? Le uro por mij muerto, por undivé y por maría zantizima de la zunzión que yo no zé ondestá la pajtilla, ze lo uro por mizijo, er Zé y la Yaquelín que me muera aquimijmo de una coza mu mala que me entre en un momento y por mi Chana de mi entretela, ze lo uro por lo má zagrao y por er difunto de mi pare quenpá dejcanze, zeñorita, me cajtigue undivé zin podé cagá duro zei año, zeñorita.
Y así la auxiliar volvió para darle la pastilla (esta vez sin dejar de mirar de reojo a Zé Manué) a Basilio.
Paco Penas decidió no contar el incidente a la auxiliar, en parte admirado por la inteligencia y por la picaresca de su nuevo compañero de habitación, y en parte medio acongojado porque el Chori en cuestión demostraba ser mucho más peligroso de lo que parecía....y mejor no buscarse nuevos problemas.
Ya lo decia su padre Anselmo...."no metas la mano en el plato ajeno, que cuando te vengas a dar cuenta, algún hijoeputa se te ha comido hasta el sobaco".....Don Anselmo, genio y figura....

jueves, 22 de octubre de 2009

PRECAUCIÓN, AMIGO CELADOR...TU ENEMIGO ES LA VELOCIDAD


Preocupado no solamente por la integridad de su cuerpo (en concreto de su esfínter anal) sino también por la integridad de su ego personal y su masculinidad (Paco Penas era de los que decía "por ahí, ni el bigote de una gamba.."), nuestro protagonista afronta con desánimo el resto del largo y monótono día deseando un golpe de suerte, un ligero hálito de confianza, optimismo y convicción de que todo va a salir bien.
Y no resulta fácil, no,
Y mucho menos cuando, tan sólo dos horas después de que le comuniquen la "buena nueva" de que le van a meter más de medio metro de cable por el culo, el compañero terminal que ocupaba una de las camas de su habitación, fallece después de más de cinco días de brutal agonía.
Al dolor típico familiar, se une un Basilio ensimismado por lo que ve al otro lado de la habitación, donde una nueva cuadrilla de pijamas blancos se dedica a retirar los tubos y sondas del difunto, amortajándolo y metíendolo luego en una bolsa de cremallera como las que aparecen en CSI , pero blanca. Quizás el anciano Basilio observa con atención lo que el futuro le depara, mejor dicho, lo que nos depara a todos nosotros....
Paco decide salir a pasear por la zona de los ascensores para eliminar tensiones. Se sienta, apoya los codos sobre las rodillas y juguetea con la punta de sus pies dejando pasar el tiempo. Esa sensación, la del paso del tiempo sin que suceda nada, lo está matando. Después de varios días de ingreso, a Paco le parece como si sólo se hubieran aprovechado 4-5 horas de su estancia, y el resto simplemente hubiera sido "arena que se lleva el viento".
Al poco llegan unos celadores para llevarse el cadáver. Se cierran las puertas de las habitaciones, y uno de ellos (al parecer, con pequeño problema auditivo) se escucha "berrear" dentro de la 305.
"Po yo no sé dónde está el de refuerzo, pero vamos que esto ya lo hablaré yo....porque no puede ser". Al rato no se sabe por qué tipo de cuestión, este celador se va hacia el control de enfermería y pregunta a los compañeros...¿me puedo llevar un cartón de leche? Es que abajo no tenemos...a lo que una auxiliar responde....chiquillo, que todavía no os habéis llevado al éxitus, ¿vas a pedirme ahora una leche?....estamos esperando a que nos llame el jefe....¿para qué?...para protestar porque no hay refuerzo....¿y no se puede protestar cuando dejéis al éxitus en el mortuorio?...no.
Dicho esto, el celador en cuestión se sienta en uno de los ortopédicos sillones del control, y se cruza de brazos.
Entonces....¿me puedo llevar la leche?
Que sí, coñooooo, que sí, llévatela.......
El celador coge un tetrabrick de leche y se va del estar de enfermería.....
Dos minutos más tarde, suena el teléfono y desde el otro lado de la línea alguien pregunta por este celador. Enfermeros y auxiliares lo buscan, pero no lo encuentran....mira, lo mismo se ha bajado un cartón de leche y ahora sube....joe, es que me ha llamado...bueno, pues cuando suba le decimos que te llame....vale.
Pasan los minutos.
Todas las habitaciones permanecen cerradas, menos la 305 donde un cadáver metido en una bolsa y un puñado de llorosos e inconsolables familiares, esperan a bajar al mortuorio.
Han pasado casi 30 minutos desde el deceso, y el cuerpo del difunto empieza enfriarse mientras el celador no da señales de vida. Una enfermera, algo alterada, lo llama por teléfono.
Cinco minutos más tarde, aparece por el ascensor frente a Paco, con las manos a la altura de las rodillas y dando zancadas largas y lentas, como si llevara una invisible mochila cargada con 30 kg de peso a sus espaldas. Enfermeros y auxiliares le hacen señas para que se dé prisa, unos señalándose la muñeca con el dedo índice, como indicando la hora; otros, directamente se llevan la mano a la altura de los genitales, y hacen un leve movimiento oscilatorio de arriba a abajo en lo que internacionalmente se conoce como signo de "que te pesan".
A pesar de las indicaciones, la marcha del celador no aumenta de ritmo. Cuando llega al mostrador, pregunta si le han llamado. Ante la respuesta afirmativa, el celador coge el teléfono y llama......chiquillo, el éxitus.......es un momento, nada más.
Tras un largo minuto, donde parece que el que está en la Centralita ha ido a tomarse un café, ha comprado el periódico, y ha hecho medio crucigrama de camino, ....el celador consigue hablar con su jefe....los compañeros sólo escuchan una parte de la conversación...
Soy yo, mira....sí, sí, sí.......es que verás yo, sí, sí, sí........pero, pero, ....sí, sí, sí........entonces el refuerzo...sí, sí, sí, sí,......vale, sí.....sí, sí, sí.....ya, ya, ya, ya,....pero es que él me dijo que, ...sí, sí, sí, ya, ya, ya.... pero, pero......sí, sí, sí, .....que sí.....que yo se lo dije......no, no, no, no, no......que sí, sí, sí....ayer,.......sí......ayer......sí....no.....no.........no, no..........pero......no.....sí, sí, sí........vale, adiós. ¿Qué te ha dicho?....que no hay refuerzo.
Ha pasado más de cuarenta minutos desde el éxitus.
Se levanta como si en vez de piernas tuviera dos hormigoneras, y con su "alegre" caminar se dirije hacia la 305.
Paco no se puede creer esa tardanza, se levanta y se dirije hacia el mostrador.....el celador, de nuevo, vuelve a gritar algo... uf.....po a este abuelo le queda poco.....chiquillo, cállate, que parece que estás metido en una tinaja.....si yo no he dicho ná....anda, tira, tira.....
El celador empuja con su prestancia habitual la cama en dirección a los ascensores, pero a la altura del mostrador de enfermería vuelve a detenerse...
Oye....¿y zumo me podeís dar?
Enfermeros y auxiliares parecen que se lo quieren comer.....hacen aspavientos y alguno lo empuja....parece que acelera un poco el paso, pero poco.
Finalmente desaparece por los ascensores.
Paco, vuelve a su habitación y se echa un rato; Basilio ahora duerme plácidamente y parece que le dará tregua. A su izquierda un hueco vacío genera inquietud al pobre Paco, que por momentos parece sentir una profunda lástima hacia su ex-compañero de habitación.
La tarde pasa lenta pero tranquilamente, hasta que Paco escucha que van a ingresar a alguien nuevo en la habitación.
Espero que esté en mejor estado que el anterior.....sí, Paco (contesta un enfermero). Este viene andando por su propio pié. Esta noticia lo calma un poco.
Pero poco, precisamente, le dura la tranquilidad. Cuando llega el ingreso, observa ante sí a un hombre joven, de mediana estatura. Moreno de piel, cabellos oscuros, delgadez extrema, ojos saltones y pómulos marcados. Un tatuaje de Amor de Madre, asoma por uno de los esqueléticos brazos. En el otro brazo, un grotesco tatuaje (que parece hecho a patadas) de una señora desnuda.
A simple vista, parece que este hombre conoce a la perfección el alprazolam, y desconoce la existencia del paracetamol. De la misma manera, también parece que conoce mejor cómo burlar el cierre centralizado del Opel Corsa y sin embargo, no sería capaz de sintonizar Antena 3 en la TV.
Ante este panorama, Paco con su entereza y educación habituales se dirige hacia el nuevo inquilino de la 305, y extendiendo la mano le dice....qué tal, soy Paco.
A lo que el otro, que no ha parpadeado desde que llegó a la habitación, responde...

Zé Manué, pero to er mundo me llama "er Chori"
.

miércoles, 14 de octubre de 2009

LA TRASTIENDA DE PACO PENAS


De nuevo el alba sorprendió a Paco Penas sentado en el sillón, derrotado, ojeroso y desmoralizado ante la contínua sucesión de desastres que se iban acumulando desde el desgraciado día en que decidió acudir a Urgencias del Hospital de La Línea aquejado de tos y fiebre. Paco, un señor de vitalidad encomiable y nervios como el acero se había visto desbordado en las últimas horas por un anciano desnutrido y sus "fechorías". Nunca antes se había sentido tan desprotegido y tan impotente ante una situación que rayaba el surrealismo, y donde la tan manida y cacareada Ley de Murphy se convertía en Dogma de Fe irrefutable conforme avanzaba el periodo de ingreso en Medicina Interna.
La sensatez de nuestro protagonista estaba sufriendo una auténtica prueba de fuego que amenazaba con cambiar definitiva y traumáticamente el "modus vivendi" de Paco que veía como su Yo personal sufría drásticos desarreglos y amputaciones morales irreversibles.
El simple hecho de imaginar una noche más al lado de Basilio le reportaba una angustia insoportable, e imaginaba en la soledad de sus oscuros pensamientos la manera de dar esquinazo a su mal fario de una manera u otra.
Pero en situaciones como esta es difícil discernir el blanco del negro y mucho menos encontrar el camino que lleva a la resolución de los problemas más mundanos. La fiebre, el insomnio, la mala leche y el temor a una enfermedad de la que desconocía absolutamente todo (por obra y gracia de la falta de información médica), turbaban la mente de Paco, que apenas acertaba a mantenerse cuerdo y sosegado.
El transcurso de la mañana no contribuyó a calmar su ánimo; el trajín del personal de planta, evitaba su descanso y tan sólo albergaba la escueta esperanza de que el doctor le pudiese dar nuevos datos sobre su dolencia, y sobre todo....de su curación.
Por su parte, Basilio seguía evacuando como si fuese un surtidor de heces....el olor era cada vez más desagradable, aunque Paco empezaba a acostumbrarse, y cada vez le molestaba menos.
El golpe de nalgas de la noche anterior había tenido unas consecuencias más nefastas.....el dolor de riñones casi le cortaba la respiración y realmente le costaba mucho esfuerzo mantenerse erguido.
Para colmo de males, vaya usted a saber si a consecuencia del golpe o del estrés acumulado, Paco había tenido que ir al WC y había tenido una deposición con restos de sangre....no mucha cantidad, pero lo suficiente como para que el pobre Paco sintiera de nuevo la Espada de Damocles amenazar su testa.
Las enfermeras entran en la habitación y le piden que se descubra el abdomen....¿para qué?...tenemos que darle un pinchazito....¿otro???....sí, pero esta vez es en la barriguita; es para la circulación.....pero si yo nunca he padecido de circulación....aquí es costumbre, háblalo con tu médico...
Costumbre.....para Paco era costumbre ir los domingos por la mañana al kiosko a comprarse el Europa Sur, y tomarse un café en el Centro....no entendía como podía ser una costumbre "pinchar" una medicación para un tipo de problema médico que él jamás había sufrido.
Tras sufrir de nuevo el castigo del acero putiagudo, la "banda sonora" de la planta volvía a aparecer como los controles de la Benemérita....sorpresiva e inexorablemente...
¡¡TENEEED COMPASIOOOOON DE MIIIIIIIIIIIII, ARBOLES DE LA RIVEEEEERAAAAA!!!
Ole, hija, qué bonito.
De nuevo un Fandango que rompe el aire.
¡¡¡¡TENED COMPASION DE MIIIIII, QUE ESTOY QUERIENDOOOO DE VEEEEERAASSS, A QUIEN NO ME QUIERE A MIIIIIIIIIII, NI UNA MIJITAAAAA SIQUIEEEEEERAAAAAAAA!!!
Aplausos, vítores y demás zarandajas con petición de bis popular, que afortunadamente para Paco no se lleva a efecto porque algunos médicos están pasando sala, y algunos se han asomado al pasillo con ánimo censurador.
De repente, entra el médico en la habitación de Paco y con su acostumbrado "buen humor, delicadeza y educación" invita a los familiares a salir unos minutos mientras ve a los pacientes.
El internista parece que no ha abandonado en estos días ese rictus de asco....Paco ya se pregunta si acaso el doctor sufrió algún tipo de parálisis facial que le imposibilita asomar una leve sonrisa.
¿Cómo se encuentra?, dice el médico sin levantar la vista de la carpeta que tiene entre sus manos...Paco, responde....¿es a mi?.....El médico levanta la vista sin cambiar la cara de asco, mira a la izquierda, donde está Basilio, y luego a la derecha donde está el enfermo terminal que lleva ya varios días semicomatoso.....¿con quien más podría hablar?, claro que es con usted.......
Simpático el tío, si señor. Ideal para una despedida de solteros.
Paco empieza a contar su odisea nocturna, mientras el médico va pasando hojas y hojas; a medida que avanza el relato de Paco el médico empieza a "liberar" una especie de sonrisa sarcástica....como si no se creyera nada de lo que le cuentan.
Pero es justo cuando Paco relata su sangrado en las heces el momento que elige el médico para detener súbitamente el "paso de hojas" de la carpeta y borrar la maliciosa sonrisa.
¿Pasa algo?....no, nada, habrá que ver.....habrá que ver qué......vamos a hacerle alguna pruebecita.
Dicho esto tras anotar algo en la carpeta, el médico abandona la habitación rápida y atropelladamente como queriendo evitar las preguntas de Paco, cosa que consigue de forma extraordinariamente habilidosa. Se ve que no era la primera vez que procedía de esa manera.
Al cabo de un rato y ante la falta de información recibida, Paco se dirige al mostrador del pasillo y pregunta a una enfermera si sabe algo....
Le van a hacer una colonoscopia, Paco......¿¿¿cómo???.....su médico lo ha solicitado....¿¿pero no se suponía que yo tenía una neumonía??¿¿qué tienen que ver los pulmones con el culo, señora??...la enfermera se encoge de hombros...
Y fue en ese momento cuando Paco recordó las enseñanzas de su difunto padre, Don Anselmo, que disfrutó de una vejez relativamente alegre gracias al cariño y los cuidados de su hijo que lo acogió en su casa hasta el momento de su muerte.
Paco siempre recordaba a su padre con aspecto serio, severo y con poca gratitud hacia él....como si estuviese peleado con el mundo hasta que cierto día Paco le preguntó a su padre por qué se comportaba de esa manera con él, viviendo una vejez tranquila....a lo que Don Anselmo contestó (y aquí viene la moraleja de hoy)...Hijo, por muy bien que puedan ir las cosas, siempre pueden cambiar a peor.... e incluso si todo va mal, todavía puede venir algún hijoeputa a intentar darte por culo.
¡¡Qué sabio era Don Anselmo!!

jueves, 8 de octubre de 2009

¡¡MUCHA MIERDA!!


Cuando Paco Penas acertó a duras idem a encender la luz de la habitación, la imagen que apareció ante sus desconcertados ojos fue dantesca; Basilio había introducido sus afilados y huesudos dedos por dentro del pañal y había realizado un reparto "por aspersión" de sus heces por todo su alrededor.
Había fragmentos que colgaban del techo, como si fueran pequeñas estalactitas, que en un ligero vaivén parecían desafiar la ley de la gravedad y de camino amenazaban la cabeza del pobre y atribulado Paco.
En su pared, Basilio había decidido hacer un experimento pseudocubista....unas huellas de mano por aquí.....un pegotón por allá......incluso el más avezado crítico pictórico no dudaría en titular a la obra "Gorila con sombrero sobre la cornisa de un palomar, observando una otoñal puesta de sol bajo un nublado cielo, en actitud de incomodidad y desidia".
Las sábanas, mantas, colchón y almohada lucían un flamenco diseño "a lunares" a juego con el camisón del anciano, que no contento con este alarde de arte postmoderno, decidió igualmente teñir el sillón que tenía enfrente con la flamenca estampa.
Basilio jugueteaba nervioso con la celulosa del pañal roto entre sus manos, mientras su mirada perdida y desubicada no conseguía posarse un segundo en un punto concreto, como si persiguiera moscas imaginarias en toda la habitación, moscas que por otra parte, se frotaban ansiosas las patas delanteras ante tamaño festín improvisado.
Paco Penas al contemplar este desastre, dió un paso atrás con la mala suerte de pisar una de las pastosas inmundicias que había distribuído estratégicamente Basilio por todos lados, hacíendole resbalar y perder el precario equilibrio en que nuestro febril protagonista se encontraba.
El aterrizaje de nalgas fue espectacular, y dejó a Paco inmóvil durante unos interminables segundos que parecieron eternos. Finalmente, aunque no sin dificultad, consiguió apoyarse en la cama para levantarse y llamar al timbre compulsivamente.
Se abre la puerta y aparece una chica con pijama blanco....¿pero esto que es?....pues no lo ve, MIERDA, PURA MIERDA....la chica se lleva una mano a la frente, y la otra la coloca en jarras negando con la cabeza....uyuyuyuy, Basiliooooooooo. Voy a pedir ayuda, porque esto va para largo. ¿Necesitas algo Francisco?.....una toalla, jabón, y el alta médica si puede ser....jajaja, que gracioso es usted.....
Mientras espera sentado en el sillón que queda limpio, Paco escucha a lo lejos la conversación del Personal....Oye, ¿a que no te imaginas lo que ha hecho Basiliooooo?. Sí, el de la 305-1. No te lo vas a creer, ha puesto toda la habitación lleniiiiiiita de mierda....jajajaja. Vamos a tener que llamar a un celador y a la limpadora, jiji, jojo......
Al cabo de un rato, toalla y jabón en mano, Paco se quita todos los restos frotando con ganas, mientras en la habitación una mini cuadrilla de pijamas blancos asean a Basilio y retiran la ropa de cama manchada.....
Una limpiadora llega a la habitación, pegando gritos como si fuesen las doce de la mañana. Lleva unos auriculares conectados a un mp3, y de vez en cuando se atreve a dar unos extraños pasos de baile que más bien parecen un híbrido de "Paquito el Chocolatero"con reminiscencias del ritual de apareamiento del oso pardo cántabro.
Paco no sabe si le irrita más el baile en cuestión, o la cara de concentración de la limpiadora totalmente convencida de que está ejecutando una pieza que ni el mismísimo Nureyev...
Al finalizar la grotesca danza, la limpiadora (fregona en mano) se le queda mirando sonriente como diciendo...¿qué? te has quedao flipao con mi baile, ¿verdad?.....
Paco se muerde el labio inferior, niega con la cabeza y mira hacia el suelo......¿no hay nadie cuerdo en este hospital, por Dios?...
Tras casi media hora de exquisito trabajo en equipo, el cuadro pseudocubista desaparece así como las amenazadoras estalactitas del techo, lo cual alegra a Paco, aunque no tanto como cuando ve desaparecer a la limpiadora camino de los ascensores..
Basilio se ha quedado dormido con expresión angelical y parece que por fin dará tregua a nuestro protagonista.
Nada más lejos de la realidad. Cuando Paco se encuentra a punto de volver a dormirse, sus nervios olfativos le transmiten al cerebro lo que se estaba temiendo....MAS MIERDA.
Al encender la luz, comprueba que es de nuevo Basilio, aunque esta vez la deposición es líquida y ha vuelto a impregnar el pañal hasta hacerlo inservible, esparciéndose restos por la cama. El olor es nauseabundo y Paco vuelve a tocar el timbre.
De nuevo una cuadrilla de pijamas blancos asean a Basilio que se deja hacer sin oponer resistencia. Una de las chicas con pijama blanco, tras cuchichear algo al oído al resto de sus compañeros, se va y vuelve para recoger una muestra de las heces en un recipiente de plástico.
¿Qué se traerán entre manos?
A la mañana siguiente, la 305 es la viva imagen de un campo de batalla; al desorden normal de los contínuos movimientos de mobiliario y ropa de cama, se añade la impregnación en el aire de un vomitivo olor que parece haberse quedado adherido a las paredes de la habitación y que no ha podido desprenderse a pesar de los esfuerzos del personal sanitario y de limpieza.
Es un olor que será difícil que desaparezca.....mejor dicho.....será Difficile.....

jueves, 1 de octubre de 2009

EN FEBRIL, AGUJAS MIL...


Como diría Sabina, la mañana acabó, y la tarde duró lo que tarda en llegar la noche. El "caos de los ascensores" fue decreciendo a medida que los familiares del "difunto frutero" fueron debidamente informados de que su querido y llorado Pepe, cual Lázaro del siglo XXI, "se levantaba y andaba".
Aun así había quien empujaba tímidamente con su dedo índice el cuerpo del frutero, para comprobar que efectivamente se encontraba vivo.
Por otra parte, en los pasillos de Medicina Interna tras el amago de rebelión y la aparición de los señores de verde y caqui (porra en mano), se instauró un toque de queda informal que invitaba al exceso de familiares a abandonar el Hospital, y a permanecer en silencio a los que decidieran quedarse.
El incidente del cuenco había sido arrinconado en una de las más oscuras y apartadas esquinas del olvido, y Paco Penas se disponía a afrontar una nueva noche de sobresaltos y experiencias desagrabables.
Fue en ese preciso momento cuando un leve dolor de cabeza, precedido de escalofríos lo animó a llamar al personal de planta.
Le tomaron la temperatura y, como era de esperar, apareció la fiebre.
Paco Penas suspiró pensando que la maldita pesadilla en la que se había convertido su ingreso no tenía fin, y se metió en la cama buscando el consuelo de unas horas de sueño y tranquilidad que el destino le negaba sistemáticamente desde hacía ya casi 48 horas.
Apenas llevaba 15 minutos en posición fetal, tapado con su sábana y una manta hasta las orejas, cuando una mano tocó levemente su hombro.
Francisco, vengo a sacarle sangre....debe ser un error, ya me sacaron esta mañana, ¿no se acuerdan?....si, pero ahora es distinto, hay que sacarle unos hemocultivos...¿unos que?....hay que cultivar su sangre, para ver que tipo de bicho le provoca la fiebre...
Paco imaginaba ya a varios señores de blanco, manejando azada y rastrillo y esperando que de su sangre germinaran tomates, alcachofas, lechugas o vaya usted a saber qué otro tipo de hortalizas y verduras. No es que Paco fuera un ignorante redomado, mas bien se debía a la confusión resultante de mezclar la falta de información con 39 grados de temparatura corporal, cocktel explosivo a todas luces.
Nuestro protagonista puso el brazo, y sufrió de nuevo el "delicioso" sabor del acero cuando perfora la piel, aunque en esta ocasión los famosos "tubitos" de colores se habían transformado en botellines de cristal que se llenaban y llenaban y llenaban.......cuando acabó la sangría, Paco se dió media vuelta e intentó conciliar el sueño de nuevo.
Media hora más tarde, de nuevo una mano se posa en el hombro....
Francisco, que vengo a sacarte otro poquito de sangre....¿otra vez?....si, es que para cultivar la sangre hay que extraer una nueva muestra a la media hora de la primera, ¿sabes?
No, lógicamente ni lo sabía ni le habían dicho nada.
Pero como donde hay patrón no manda marinero, Paco pacientemente extendió el otro brazo y volvió a padecer una de las mayores torturas que pudieran hacerle sentir (es menester recordar su fobia a las agujas).
Nuevamente intentó buscar refugio en las profundidades de las sábanas y en el abrigo de su cama.
Basilio, al que su hija ya había dejado solo, empezaba a despertarse. Pero sus "antonias" habituales le resultaban casi imperceptibles a su febril oído y no suponían peligro para la búsqueda del sueño.
Lástima que el sueño de la fiebre sea a veces más estresante que la propia vigilia; Paco daba vueltas y vueltas en la cama, el dolor de cabeza iba en aumento y se reflejaba ya en cuello, hombros y espalda, por lo que el descanso se hacía imposible.
De nuevo, alguien lo llama..
Francisco.....la enfermera esta vez está con cara de circunstancias.....¿que pasa ahora?...verás...es que resulta que te han pautado un antibiótico y medicación para la fiebre, y tal....y nos hemos dado cuenta de que no tienes cogida una vía..¿una qué?...un gotero, Francisco, hay que ponerte un gotero.....la madre que me parió.....
Misma ceremonia....brazo alargado y aguja (esta vez más gruesa) perforando la piel....uich, estas venas están difíciles.....
Paco se pone nervioso, podía haberse callado, piensa.
Finalmente, hay suerte pues quiso Dios o la Divina Providencia que a pesar de su intensa fobia, sus brazos tuvieran buenos cauces sanguíneos, profundos, pero buenos....
Media vuelta en la cama, y a empezar de nuevo.
El sueño febril se implanta en su cabeza y las pesadillas con sonidos extraños, imágenes etéreas y voces a lo lejos no hacen sino romper su tranquilidad y descanso, ya que Paco sólo acierta a moverse una y otra vez en la cama buscando una posición que le proporcione calma y sosiego.
En esto que una voz lo despierta súbitamente
¡¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
Paco instintivamente se pone en pie de un salto y todo está en penumbra
¡¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
Paco respira hondo y su cabeza, algo menos febril que antes, recuerda que Basilio está solo y que Antonia se fue a su casa hace unas horas.
La llorosa forma de llamar a su hija, hace que Paco tenga un acceso de compasión por el anciano Basilio......¿qué le pasa?......la mano........¿qué le pasa en la mano?..........dame....la mano....
Paco, aturdido por la súplica, alarga la mano en la oscuridad y se posa en la barandilla.
Palpa a golpecitos por encima de ella buscando la mano de Basilio y llega a tocar sus fríos dedos...
Aquí está la mano.....Basilio se aferra con su mano a la de Paco y éste comprueba que la frialdad de los dedos se ha convertido en calor, un calor pegajoso, fluctuante, y con intenso olor a............¡¡¡mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
Efectivamente,......a Basilio le gusta compartirlo todo.