sábado, 12 de diciembre de 2009

CUENTO DE NAVIDAD (II)


La incertidumbre no es buena compañera de viaje en plena noche, y menos aún cuando se te acaba de aparecer el espectro de tu difunto padre advirtiéndote de la llegada de tres nuevos espectros para darte la murga......al menos eso pensaba Paco Penas cuando se dió la vuelta por vigésimotercera vez hacia el lado contrario de la cama donde descansaba.

Pero fue tal la sensación de "realidad" en todo lo sucedido que Paco no podía evitar pensar que quizás no fuese una simple pesadilla común lo que lo habia atormentado minutos antes.

¿Y si fuese realmente su padre quien había estado frente a él charlando como si no hubiesen pasado años desde su llorado deceso?.
Las dudas iban y venían del pensamiento de Paco sin tregua alguna hasta que de repente, su reloj marcó las señales horarias: la una en punto de la madrugada.
Paco se destapó dispuesto a pedir a la enfermera algo para dormir cuando se percató de que una figura le observaba desde los pies de la cama.

¿Padre?...dijo dubitativo nuestro protagonista.
No, (je, je, je). Vengo a verte......¿quién eres?.....Soy el Fantasmón de los Ingresos Pasados.....El sujeto en cuestión dió un paso al frente.........bajo una inmaculada pero a la vez terrorífica bata blanca, un señor alto, espigado, con cabello blanco corto, unas diminutas gafas apoyadas sobre una afilada nariz y una sonrisa "profidén"que se iniciaba en una oreja y terminaba en la otra.¿Que tal, cómo estás, todo bien?.....musitaba el siniestro personaje como si fuera un experto ventrílocuo, dejando escapar las palabras sin perder la sonrisa.
S-sí, claro...To-todo bien. ¿Qué quiere usted de mi?..........Nada, que me acompañes al final del pasillo.
Paco se calzó lenta y pausadamente las babuchas que tenía bajo la cama y tras enfundarse una bata, siguió al espectro en cuestión por un pasillo que a esa hora se mostraba oscuro y silencioso; parecía como si el tiempo se hubiese parado y nadie hubiese percibido la fantasmal visita de la 305.
Justo al terminar el pasillo, en los ascensores, el espectro se giró hacia Paco y señaló con el dedo índice alzado por detrás de su hombro....al darse la vuelta, Paco comprobó que la planta estaba iluminada, como si fuese de día.
En el pasillo se veía el trajín del incansable personal de la mañana, carros de ropa en los pasillos, pijamas blancos entrando y saliendo sin cesar de las habitaciones, timbres que suenan y se apagan continuamente, el carro de curas y el de la limpiadora obstruyendo el paso de multitud de acompañantes....el día a día normal en Medicina Interna.
Ven conmigo, acompáñame a una habitación.....dijo el espectro.
Juntos caminaron hasta la 308, donde tres enfermos reían a pleno pulmón, mientras un par de auxiliares bromean con ellos a la vez que visten sus camas con ropa limpia. Una de las auxiliares, lleva un simpático gorro de Santa Klaus y otra canturrea villancicos.
En la cama del centro, un anciano seca sus lágrimas (producto de la risa)....Paco no puede reprimir la emoción.....es su padre Anselmo.....¡¡no recordaba su risa!!....siempre lo recordaba con el gesto hosco y la actitud arisca de sus últimos años.
Es mi padre....y está riéndose.....balbuceó Paco.
Eran otros tiempos. Tu padre estuvo aquí muchas veces y no siempre lo pasó mal. Como puedes ver también disfrutó de momentos especiales... Es cierto...es el mismo sitio, pero no es igual....la gente ríe, canta, baila, bromea....esas cosas ya no se ven en los pasillos de esta planta. Incluso esta habitación, la 308, ya no es una habitación...más bien es un consultorio privado....
El rostro del espectro se va agriando por momentos....¡¡¡Eso se hizo, porque tenía que hacerse, y no hay más discusión.....no se libra uno de Gordas y Chuflas ni en el Más Allá !!!!......y dicho esto, con expresión desencajada y furibunda, el espectro se desvanece y el pasillo recobra su oscuridad y silencio original.
Paco Penas regresa a la 305 cabizbajo y se introduce con desgana en su cama, recordando la imagen de su severo padre disfrutando de unos breves momentos de felicidad entre los muros de aquel edificio que para él eran monumento a la tortura y desdicha...
¿Qué extraña razón encontró Don Anselmo en aquel horrible lugar para regalar una sonrisa que le negó sistemáticamente a su propio hijo durante años? ¿Qué le ofrecían aquellos anónimos personajes de pijama blanco que mereciera tamaña muestra de felicidad?

Paco Penas atormenta su consciencia fustigándose sin piedad, intentando encontrar respuestas a preguntas que antes ya se formuló a sí mismo una y otra vez....Son las dos de la mañana y suenan las señales horarias en el reloj....Paco mira a su alrededor desconfiado.
Pasan largos segundos en los que apenas respira, pero no aparece nadie.....finalmente, Paco piensa que quizás ha enfurecido al espectro lo suficiente como para que no tenga más visitas esa noche. Se da la vuelta y se tapa hasta las orejas. Y en ese momento, escucha algo a los pies de la cama....
¡¡Ay, omá que rica!!........
Paco Penas se levanta de un salto, y ante él observa un espectro con bata y pijama azul que le observa con ojos vivos y amplia sonrisa.
Su-supongo que usted es el segundo fantasma..... El de los Ingresos Presentes, para servirle.
¿Y qué quiere enseñarme usted?......pues mire, a mis cortas luces debería enseñarle algo sobre su ingreso actual, pero.....(echa un ojo a su espectral reloj de pulsera)....me voy abajo que tengo una reunión, así que ya le contará el tercer fantasma, ¿vale?, adioooooos.....
Y dicho esto, el segundo fantasma desapareció....




3 comentarios:

Andoni dijo...

jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja!!!
Y no voy a parar de reirme hasta el siguiente capitulo!!!!
Magnifico!!!

Carlos Núñez dijo...

Geniallllll!!!....jajaja...hacía tiempo que no me reía tanto...el final es APOTEÓSICO!!!! FABULOSO!!!....(quiero más!!) XD

Rosa dijo...

Ay oma que bueno¡¡¡¡, Como siempre me rindo ante su talento...