viernes, 25 de septiembre de 2009

EL CUENCO VOLADOR


No se podía decir que el ingreso de Paco Penas en Medicina Interna estuviese siendo precisamente un camino de rosas. En apenas 24 horas el lento transcurrir de las manillas del reloj le había regalado el generoso bagaje de un par de extracciones de sangre, una noche sin dormir, un cura con aspecto de médico, una limpiadora con enormes pulmones y un médico sin entrañas. Para colmo la llegada de Antonia, la hija de Basilio (su anciano y desquiciado vecino de cama) no hizo sino ahondar en su profunda angustia y desesperación ante el desconocimiento de su enfermedad y las posibles iniciativas a adoptar en pro de su curación.
Como es sabido que Dios aprieta pero no ahoga (aunque te deja bien jodido, todo sea dicho), la llegada de su esposa Pepi supuso un rayo de luz y esperanza en todo ese caos existencial. Pepi puso un poco de calma y orden en los pensamientos de Paco, que por fin abandonó sus impulsos homicidas y recuperó la sensatez que siempre acompañó a sus actos desde muy joven.
El almuerzo llegó, y Antonia despertó a Basilio que con extrema docilidad engullía cual pavo prenavideño una papilla mustia de aspecto grumoso y cuyo olor invitaba directamente a practicar el "lanzamiento de cuenco" (próximo deporte olímpico en el Hospital de La Línea).
Y así fue como, ni corto ni perezoso, Basilio, ese hombre raquítico, enquencle, timorato y de escasa fuerza agarró con firmeza la mano de Antonia que portaba la cuchara, y con la otra asestó un golpe seco y certero a la base del cuenco.
Como el que observa la repetición de las jugadas más interesantes de un partido de fútbol, durante 2-3 largos segundos, Paco observó como el cuenco comenzaba un vuelo ágil, girando sobre su propio eje una y otra vez, lentamente. Una parábola perfecta que impulsaba el cuenco cada más y más hacia el pobre Paco que estaba sentado en su cama viendo como el destino le deparaba otra sorpresa inevitable.
A medida que el cuenco se hacía más y más grande a su vista, Paco no podía hacer otra cosa que abrir más y más los ojos, a la vez que su mandíbula se descolgaba poco a poco...como queriendo iniciar una frase, siquiera una palabra que le sirviera de defensa ante el "ataque cuenquero" del que era objeto.
Finalmente el grácil vuelo del cuenco finalizó justo en la cabeza de Paco, que sentía como el espeso contenido se desparramaba lentamente por el pelo y caía por su frente hasta empapar toda su cara.
Silencio en la habitación.....
La inevitable carcajada de los acompañantes del moribundo (que estaban ansiosos por tener una oportunidad como esta para liberar tensiones) no sentó nada bien a Paco, que en otras circunstancias hubiera sido el primero en reírse, pues siempre fue persona de risa fácil y sin mucho sentido del ridículo.
Uy, usted perdone, no sabe cuánto lo siento.....Antonia se acercó a Paco, kleenex en mano y empezó a frotar con fuerza, pero era tal su estado de nervios que no acertaba a retirar ni la más mínima muestra del engrudo, a lo cual la ira de Paco no hacía sino aumentar más y más....
Y Antonia, cada vez dándole más fuerte....
Paco que sabía que la piel tiene un límite y que éste estaba a punto de quebrarse producto de los arrastres que Antonia estaba llevando a cabo (sin mala fe), se puso en pie de un salto diciendo Basta, basta....déjeme
La estampa era de Premio Pullitzer....Paco erguido en medio de la habitación con ese curioso sombrero de loza...colocado de medio lado, para que me entiendan, como el que se pone un sombrero cordobés.....
El sonido de las risas ahogadas por las manos que sellaban las bocas de los presentes no hacia sino irritar más y más a Paco.
A sus espaldas, tras un inicio de risa abortado por un siseo severo, uno de los acompañantes al compás de un.... No puedo, no puedo, me voy para afuera.....salía corriendo como alma que lleva el diablo hasta llegar fuera del pasillo, junto a los ascensores para dar rienda suelta a su carcajada más larga jamás recordada.
Paco permanecía petrificado en medio de la habitación y no acertaba a reaccionar. Hasta que Pepi, con mucha paciencia tomó una de sus manos, con la otra retiró el cuenco de su cabeza y finalmente lo acercó al WC......
Poco a poco el desfile de acompañantes hacia los ascensores fue creciendo hasta que las risas empezaron a ser perfectamente audibles en toda la tercera planta.
Comoquiera que la risa y el llanto son extremadamente parecidos en muchas ocasiones, daba la sensación de que alguien había pasado a mejor vida.....
A esto hay que añadir el hecho de que la visita de la UCI (junto a Medicina Interna) estaba todavía entrando y saliendo, por lo que la escena de caos fue en aumento....
La visita de la UCI pensaba que alguien había muerto, y los que empezaban a quitarse la bata verde y los patucos volvían a calzarlos para (incomprensiblemente) volver a entrar para ver si el fallecido era su familiar (al que acababan de ver vivito y coleando hacía tan sólo dos minutos).
Algún familiar de UCI de repente empezó a llorar y gritar.....Ay, Pepe no, no.....que es muy joven.....y a su vez un familiar de éste al verlo llorar de esa manera también pensó que Pepe había fallecido......en cuestión de segundos y si haber dado tiempo a ningún tipo de comprobación previa....el tal Pepe que estaba ingresado en la UCI había fallecido.
Ay, ay, ay, ay.......mira que se lo dijeeeeeeeeee, que no se comiera aquella fuente de ensaladillaaaa, que tenía mu mala pintaaaaaa......ayyyyyyyyyyyy, Dios por qué....
Un señor enorme, no sólo de altura sino de talla de pantalón, mirando hacia el cielo y con los brazos en cruz, gritaba con voz grave........LLÉVAME A MÍÍÍÍÍÍÍIÍ.....LLÉVAME A MÍÍÍÍÍÍÍ.....
En Medicina Interna, los enfermeros y auxiliares salen al pasillo y se preguntan unos a otros qué ha pasado.....alguien que se ha muerto en la UCI.....rápidamente comienza en la planta la "Operación Tila", y se comienzan a producir "en batería" litros y litros de infusión que van circulando hacia fuera........los pacientes y acompañantes de Medicina Interna se agolpan al principio del pasillo para cotillear un poco....alguno ya se da media vuelta diciendo....Pepe, el frutero, estaba mu malito, pobrecito.....
Mientras, Paco se ha aseado y con las dulces palabras de Pepi ha vuelto a calmarse y retorna a la cama.
Paco pregunta a Pepi....qué pasa fuera....parece que alguien de la UCI se ha muerto, dicen que estaba muy mal, que se había comido algo en mal estado y mira cómo ha acabado el pobre....al parecer estaba ahora vomitando sangre y echando espumarajos por la boca....
En esto que entra un señor que está en la 311 y se agrega a la conversación.....dicen que se le han salido los ojos....una enfermedad mu rara, sabe usté...uy, por Dios, las cosas tan malas que hay por ahi......
Alguien en el pasillo no tiene otra ocurrencia que decir algo sobre la Gripe A.......pa qué!!!
La gente se agolpa en el mostrador de enfermería pidiendo mascarillas y batas por si las moscas, algunos aprovechan el tumulto para llevarse una caja de guantes (no se sabe bien por qué ni para qué) y los guardias de seguridad se ven obligados a poner orden en el pasillo.
Paco Penas se queda sentado mirando fijamente a Basilio que le devuelve la mirada esbozando una pícara sonrisa, como si supiera la que ha formado con el dichoso cuenco.
Y no contento con esto, Basilio llama a su hija
Antoniaaaaaaaaa......que quieres, papá.....¡¡¡tengo hambre!!!

lunes, 21 de septiembre de 2009

¿QUÉ TENGO, DOCTOR?


Nunca una noche había sido tan endiabladamente larga, al igual que nunca jamás había sentido la necesidad imperiosa de estrangular con el cable del llamador del cabecero de la cama, a su desprotegido pero incansable vecino de al lado. La noche se volvió eterna para nuestro protagonista, que decidió quedarse ya sentado en el sillón a esperar las primeras luces del alba, mientras oía ya con resignada indiferencia la repetitiva cadencia de gritos que el anciano pregonaba.
Y así fue como a las 7 de la mañana, el anciano cayó dormido al mismo tiempo que los primeros rayos de sol se reflejaban en la pared de la habitación.
La puerta se abre de nuevo, y una enfermera entra bandeja metálica en mano dando los buenos días.....¿Buenos?.......Paco respira hondo... al fin y al cabo ha sido una mala noche....no todas tienen por qué ser iguales.....Paco estira el brazo. Toca una nueva tortura: extracción de sangre.
Perdone la pregunta, señorita. Ayer en urgencias antes de subir a planta me sacaron sangre, ¿es necesario volver a sacarme sangre? No hace ni 24 horas desde que me lo hicieron.
Bueno, el médico lo dejó pedido, así que....
Paco Penas ODIA las agujas, pero asume su nueva condición de enfermo de planta, y empieza a entender el término "paciente", aunque por su experiencia personal lo entiende no como un derivado del verbo "padecer" sino del sustantivo "paciencia", que difieren mucho en concepto.
Tras la extracción, se tumba un rato en la cama....está deseando que venga ya el médico para poder saber qué tiene, cómo se cura y sobre todo, cuánto tiempo más le queda por estar en ese purgatorio de pijamas blancos.
Paco cae en un profundo sueño del que es despertado por un enfermero que sin previo aviso le coloca una mascarilla en la cara diciendole ....vamos a ponerle un rato la ventilo, solo durante 20 minutos....
La mascarilla en cuestión desprende un humo y un olor infernal, al tiempo que el ruido que hace desvela el sueño que tenía. En ese momento es cuando Paco cae en la cuenta de que no tiene ni la menor idea de lo que han echado en la mascarilla ni para qué es ni por qué se lo han puesto. Nadie se lo ha dicho.
No pasa nada, cuando pase el médico le pregunto.
De repente en la puerta, un señor de bata blanca ,pelo canoso, gafas y cara sonriente. Este debe ser el médico, tiene cara de buena persona....
El sujeto en cuestión da dos pasos hacia dentro de la habitación, sonríe y dice...Buenos días, que tal están esta mañana?....por cortesía, los presentes (los que pueden, el moribundo lógicamente no) contestan "Bien"......ea, pues nada, hasta luego.....¡¡Y SE VA!!
Paco se queda con el dedo indice apuntando al techo, como cuando pedía la vez en clase de la Señorita Consuelo porque se sabía los afluentes del Guadiana....esta vez se queda con la palabra en la boca, porque el señor de bata blanca ha salido disparado fuera de la habitación....
Pero bueno,.....¿y así te miran aquí los médicos?.Una auxiliar que por casualidad se encontraba cogiendo ropa del carro para lavar al anciano dormilón le responde......¿ese? ese no es el médico, es el cura.
¿El cura? ¿y con una bata blanca?...Paco cada vez entiende menos. Esto es un hospital de locos...aunque al menos aprenderá una valiosísima lección esa mañana.... "el médico es el único personaje de bata blanca que nunca entrará en la habitación con una sonrisa en la cara". Buena manera de distinguirlos.
Paco aprovecha (después del aseo y el desayuno) un momento de tranquilidad y se vuelve a meter en la cama para intentar dar una cabezadita....todo está en relativa calma, y la labor habitual del personal de planta no interfiere en sus ganas de dormir, por lo que vuelve a dejarse caer en el onírico universo de los sueños.......sueña que está en el campo con su esposa Pepi y sus niños, aunque en el sueño los ve como cuando eran niños de 6 a 8 años. Corren, ríen, juegan,....su hijo Paquito se le acerca y le dice, papá ¿te puedo hacer una pregunta?....claro, Paquito, dime....
y de repente, cuando su hijo abre la boca para preguntarle, de su garganta no sale una voz de angelical niño de 6 años, sino una voz de señora de mediana edad....¡¡cantando un fandango!!
"¡¡¡¡¡¡PORQUEEEE LE HABLÉÉÉÉÉÉ DE MI MAREEEEEE, MI MADRASTRA A MI ME PEGÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓO.....!!!"
Paco se vuelve a despertar con el alma en vilo, entre jadeos y sudores fríos...ya no está en el campo, vuelve a estar en la cama del hospital......y justo en la habitación de enfrente, una limpiadora (fregona en mano) está cantándole un "fandango valiente" a unos enfermos, que la jalean y vitorean a pleno pulmón....la escena parece sacada de una película de David Lynch...o lo que es peor.....de Mariano Ozores....
¿Pero es que no hay un maldito sitio en este hospital donde uno pueda dormir decentemente?
"¡¡¡Y LLEGÓÓÓÓÓÓOÓÓ MI PARE Y SE ENTERÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓ, ME ABRIÓÓÓÓ LA PUERTAAAAA Y ME ECHÓÓÓÓÓÓ A LA CALLEEEEEEEEE, SI NO LE HABLO DE MI MAREE, DE QUIEEEEEEEN, VOY A HABLARLE YOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!
Aplausos.
¡¡¡OLE!!¡¡¡OLE, GUAPA!!! ¡¡¡CANTA OTRO!!
Paco se levanta de mala leche y cierra la puerta de un brusco golpe. "Malage" se escucha desde fuera, pero a Paco le da igual. "Joe, la gente aquí, na más que quiere dormir". Paco traga saliva y se muerde la lengua. Siempre fue un hombre prudente y jamás ha perdido los papeles...
"con lo bonito que está el día, y ahí está echao en la cama..."
Se abre de nuevo la puerta. Un seco "Buenos días" dicho con la misma tonalidad y empeño que se dice "Que te den por culo", vuelve a despertarlo.
Un señor de bata blanca, fonendo colgado al cuello, y carpetas bajo el brazo acaba de "invitar" (con mala cara y peores pulgas) a los familiares para que esperen fuera.
Parece que esta vez sí se trata del médico.
¿Es usted el médico?.....el señor de bata blanca levanta la vista hacia Paco y lo mira como diciendo "este tío es gilipollas".....Sí, yo soy....ah, perfecto, es que quería preguntarle....no, no, no, espere, espere a que lea su historia....
Paco se queda callado mientras el médico coge la carpeta con el 305-2 en la portada y empieza a pasar hojas, y hojas, y hojas.....la cara del médico es una mezcla de desidia, asco,....es la cara que ponemos cuando estamos recogiendo los excrementos del perro en la calle con un kleenex o con una bolsita de Mercadona.....
¿Qué tengo Doctor?.....Hay que esperar las pruebas, pero parece una neumonía......
De esta frase no es la palabra "neumonía" la que acaba de acojonar más a Paco....más bien es la palabra "parece" que denota la inseguridad en el diagnóstico...
Hay que descartar cosas y para eso tenemos que hacer pruebas,.....¿y llevará eso mucho tiempo?...unos días......
Paco se deja caer a plomo en el sillón, mientras el médico sale de la habitación sin despedirse. Después de la infernal noche y el desesperante comienzo de la mañana, ¿qué más podría pasar para hacerle perder los nervios?...y justo en ese momento, Paco Penas escucha un susurro a su lado.....Bueno días, soy Antonia la hija de Basilio (el abuelo desquiciado), ¿sabe usted si ha pasado buena noche?....

viernes, 18 de septiembre de 2009

INGRESO EN MEDICINA ETERNA (y II): NOCHE DE MIEDO


Paco Penas no pasa por su mejor momento, sin duda. Al ataque flagrante a su YO a través del menosprecio sistemático a su DIGNIDAD e IDENTIDAD, se une ese progresivo "acojonamiento" que crece conforme pasan las horas y las paredes del Hospital parecen cerrarse más y más en torno a su persona.
Una vez que Paco (el "nuevo" 305-2) ha conseguido su pastillita "de la felicidad" parece que los problemas pueden empezar a tener solución; quizás una buena infusión de tila doble bien caliente, atempere sus nervios y le permita siquiera conciliar un dulce y reparador sueño.
Pero Morfeo (Dios de los Sueños), que habita en todos y cada uno de los rincones de este planeta, por desgracia.....no ha pisado en su puñetera vida Medicina Interna ni el Hospital de La Línea.
Cuando Paco reposa tranquilo y parece entrar en ese duermevela que precede al sueño profundo, una vocecilla lejana agita su frágil consciencia....
"Antoniaaaaaaaaaaaaaaaa...." ....dice la voz.
Paco se da media vuelta pensando que se trata de un mal sueño, y por unos segundos así parece....
"Antoniaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa".....la voz ha aumentado ligeramente de potencia...Paco abre un ojo pero se resiste a despertar del todo....pasan los segundos......silencio sepulcral..........el ojo abierto de Paco vuelve a ir cediendo al cansancio del ajetreado día.......todo vuelve a la paz y la normalidad........
"ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!"
Paco pega un brinco que casi le hace caer de la cama, y siente como el corazón se le sube a la boca mientras los latidos martillean sin piedad su cabeza......
El anciano desquiciado de la cama de al lado comienza a hacer una demostración palpable de que "la fuerza y resistencia del grito es directamente proporcional al producto de la edad y número de patologías del paciente, e inversamente proporcional al cuadrado de las benzodiacepinas pautadas" (Teoría del Desbolillamiento, pendiente de demostración científica aunque real como la vida misma).
"ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!" Paco se pone en pie nervioso, y apenas acierta a introducir sus pies en las zapatillas que su esposa le trajo de casa....de hecho consigue ponerse una bien, mientras la otra baila peligrosamente en su dedo pulgar.....
"ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!"
Pero por Dios, de dónde saca esa fuerza este hombre (balbucea Paco, a la vez que se avalanza torpemente al llamador y pulsa el timbre para avisar al personal de planta....)
El timbre suena una vez, dos veces, tres veces,...a la cuarta parece que alguien apaga la llamada.
"ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!"
La puerta se abre y una chica con pijama blanco le pregunta.....¿Qué pasa?.....cómo que qué pasa...ha llamado usted al timbre, ¿no?....claro, ¿no lo escucha?.........
"ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
Ahhh, está llamando a Antonia....sí, sí, eso está clarísimo, no hace falta que me lo diga, ya soy capaz de escucharlo yo solito sin ayuda........Es que Antonia es su hija.....como si es la Ministra de Fomento, oiga........normalmente sólo viene por las mañanas, y lo dejan solo la tarde y la noche....¿pero así? ¿en ese estado? ¿dando voces?.....la enfermera se encoge de hombros...En esta planta es lo habitual, pero no se preocupe que vamos a ver si se le puede dar "algo" para calmarlo.
Paco Penas, despeinado, ojeroso y con los nervios a flor de piel se sienta en su sillón y se coloca bien la zapatilla que le bailaba. Pasan los minutos, y aproximadamente 12 "Antonias" más tarde (nueva unidad de medida del tiempo a partir de esa noche) la enfermera vuelve con una jeringuilla fina y un algodón.
Es que su médico no le había pautado nada en su tratamiento, y he tenido que llamar al Internista de Guardia....
Internista de Guardia.....tres palabras fatídicas que perseguirían a nuestro protagonista en sucesivas jornadas....pero eso es otra historia...
Tras unos minutos eternos (perdón.....unas 35-40 "Antonias"), parece que el anciano cae rendido por el milagroso fármaco administrado....Paco mira su reloj......las 3 de la mañana.....me voy a acostar que mañana me tienen que sacar sangre temprano.
En la oscuridad de la noche, todo vuelve a la más absoluta normalidad; el silencio inunda el pasillo del hospital que solo se ve alterado por la lejana conversación de los enfermeros y auxiliar de turno y por el leve cimbrear del viento que golpea la ventana....
Todo vuelve a su cauce y Paco consigue conciliar un sueño profundo.....sueña con que está en casa, viendo el partido de la Champions con una hermosa y fría cerveza en la mano y un bocata de lomo bien calentito.....El R.Madrid ataca y encierra en su área al Milan.....Cristiano Ronaldo centra un balón preciso a la cabeza de Raúl que está solo en el área y cabecea con fuerza... el portero está batido y el balón vuela hacia la portería...... y de repente...

ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

miércoles, 16 de septiembre de 2009

INGRESO EN MEDICINA ETERNA (I)


En la anterior entrada habíamos dejado a nuestro triste protagonista a las puertas de un ingreso (no menos triste) en la 3ª Planta, Medicina Interna, para proseguir con una serie de "pruebas" que determinen el problema de salud del incauto usuario.
Nuestro infeliz paciente (vamos a bautizarlo, por ejemplo, Paco Penas) se encuentra en medio de un pasillo, a donde lo ha llevado de muy mala gana (y no de muy mejores maneras) un celador que ha tardado más de una hora en subirlo a planta desde que Paco sabía de su inminente ingreso.
Paco Penas ya había escuchado hablar montones de veces del alto nivel de "prestancia", "diligencia" y "ganas de trabajo" del colectivo celador del hospital, así que no le pareció rara la espera.
Una vez que llega a la planta, es invitado a ocupar una de las camas de las tres que componen su habitación, la 305 teniendo la mala suerte de corresponderle la de enmedio.
Paco Penas, comprueba minutos más tarde que su ingreso será tan penoso como larga promete ser la noche: cuando mira a su izquierda descubre a un anciano completamente desquiciado, dando voces y golpes al aire, y sin un familiar que lo acompañe y/o lo calme.
A su derecha, otro anciano pero en muy mal estado. Tanto que (aunque el pobre hombre apenas tiene ya fuerzas para siquiera quejarse) se ve rodeado por 8-10 familiares que lo velan en vida.
Ante este panorama, Paco prefiere pasarse las horas pasillo arriba, pasillo abajo, dándole vueltas a la cabeza sobre "qué demonios tiene" y lo que es más importante..."¿tiene cura?".
La primera gran decepción de Paco Penas se produce a las 4 horas de su ingreso, cuando ya de noche, se acerca al mostrador de enfermería para solicitar "una pastillita o algo para poder dormir". En ese momento alguien le pregunta....¿de qué habitación eres?.....hasta ese momento no había reparado en el número de habitación, lógico.....los nervios del ingreso, las prisas, el jaleo de la habitación,.....305? 315?....No, aquí no hay 315.....entonces la 305......¿que cama?....la de enmedio.....y en ese momento llega la frase fatídica....."ah, la 305-2".
Paco vuelve a su habitación con la sensación de que en pocas horas ha sufrido un menosprecio a su DIGNIDAD en urgencias....y cuando llega a la planta es un menosprecio a su IDENTIDAD....

No me malinterpreten, no. No se trata de una velada crítica a los compañeros de Urgencias y de Medicina Interna. Es una crítica al Sistema en su globalidad, que nos obliga (dada la cantidad ingente e indecente de personas a las que hay que atender con escaso personal) a Numerar a los pacientes olvidándonos de sus preocupaciones vitales y necesidades fundamentales.
Acabamos de asestarle un golpe de muerte a su "Yo"....¡y nos quedamos tan panchos!.
De esta manera, Paco Penas, trabajador de Refinería, casado y con dos hijos....(y acojonado por un golpe de tos con fiebre) ha pasado de un plumazo a convertirse en "EL 305-2".
Y a Paco le da la sensasión de estar en una Institución Penitenciaria, donde todos tienen el mismo nombre (Recluso) y distinto apellido (el número de celda).

¿Cómo podemos devolverle a Paco su DIGNIDAD E IDENTIDAD? Voluntad de hacerlo siempre hay, no tengo la menor duda....lo que no tenemos son MEDIOS para hacerlo, es decir: 1º)Personal suficiente
2º)Tiempo para dedicarlo al paciente
3º)Interés (esto ya es algo más subjetivo, depende ya de cada uno de nosotros).

¿Te gusta esta radiografía de un recién ingresado? ¿no?...a mí tampoco. Y menos me gustaría si el ingresado fuese yo, o algún familiar querido.
¿Podemos hacer algo para cambiar las cosas?...no mucho.....pero si al menos nos preocupáramos de solucionar lo que SI está en nuestra mano....el resto puede ser más fácil de llevar por el paciente.
La odisea de Paco Penas, acaba de empezar......¡¡no le quea ná!!

jueves, 10 de septiembre de 2009

RESUMIENDO, QUE ES GERUNDIO...


Bueno amigos, hacía más de un año que dejé aparcado este proyecto y me veo de nuevo con ganas de continuar con esta labor "informativa". El hecho de haberme olvidado un poco del tema se debe a un cúmulo de circunstancias personales y profesionales que comenzaron con la feliz llegada de mi hijo Juan en agosto del año pasado, y todo lo que conlleva la llegada de un ser pequeño y extremadamente dependiente de ti. Depende de tu cariño, de tu tiempo, de tus cuidados,....ahora que tiene un año y empieza a experimentar sobre el manejo de sus manos y sus pies, parece que Juan me da una ligera tregua que me permite recuperar los proyectos que dejé en el cajón.
Así que para no seguir excusándome más, intentaré ponerles en situación.

Trabajo en un hospital pequeño de la red pública, en la ciudad de La Línea (Cádiz). La Línea es un hervidero de gente de lo más pintoresca. Por su situación geográfica, en menos de 20 km cuadrados conviven gaditanos, malagueños, gibraltareños, ceutíes, y marroquíes, lo cual debería haber dotado a la ciudad de una riqueza cultural que a veces brilla por su ausencia, no por el linense de a pie, sino (como en la mayoría de lugares) por las distintas autoridades y administraciones que se dedican a "desgobernar" en la mayoría de casos.

Llegué al Hospital de La Línea en abril de 2004, después de haberme llevado varios meses en el Servicio de Urgencias del Hospital de Jerez. El impacto del cambio de aires fue BRUTAL.
Dos centros muy diferentes, dos ciudades muy distintas,...
El Hospital de Jerez estaba (y aun sigue) en un proceso contínuo de modernización y ampliación de instalaciones, y en concreto las Urgencias son (de largo) las mejores que he conocido. Eso sí, masificado en cuanto a usuarios.
Y de repente llego a un centro que por fuera tenía aspecto de edificio de oficinas, con una fachada vieja, sucia, oscura,....un sitio que no invita a pensar "me van a curar ahí dentro".
Recuerdo que era mi primer día en Medicina Interna, y nada más cruzar la puerta que conducía al pasillo, recibí el agradable bofetón de los olores "humanos"....todo un compendio de sensaciones olfativas como sudor, orina, diarrea, úlceras,......la inmundicia encerrada en un pasillo de hospital.
Quien me iba a decir a mí que 5 años más tarde, seguiría recorriendo el mismo pasillo y oliendo los mismos olores que entonces.
Esa es mi visión....¿cómo lo ve un "no sanitario"?

El usuario de a pie ingresa en un hospital normalmente acojonado. Acojonado porque se ve superado en la situación; se encuentra mal, acude a Urgencias y unos señores de pijama y bata blanca lo torpedean a preguntas y a pruebas diagnósticas, la mayoría de ellas con agujas de enooooorme tamaño para extraer tubos y más tubos de sangre, que casi nunca le dicen para qué sirven.
Quizás lo lleven a Rayos para hacerse una placa, muchas veces también sin saber el motivo de la misma.
Después viene lo peor.....3 horas de espera en una sala colapsada de gente donde empieza a preguntarse ..."¿tendré algo realmente malo y por eso tardan tanto en llamarme?", mientras escucha entre los demás usuarios enfermedades de todo tipo. No falta tampoco el sector de usuarios que recuerda siempre lo malos que son determinados doctores y/o demás profesionales del Hospital. Con este panorama, el caldo de cultivo ya está preparado.
Al cabo de unas horas, el Doctor llama al usuario y le dice que lo va a dejar ingresado "para hacerse más pruebas".
A estas alturas, el paciente se imagina de nuevo en una camilla, siendo agujereado impunemente para sacar más y más sangre para analizar....
Su llegada a la planta (en el mejor de los casos) es con el doble de acojonamiento con el que pasó por Urgencias, porque para colmo la mayoría de veces el paciente no ha sido debidamente informado de su proceso y de su diagnóstico de ingreso.
Si tiene la "suerte" de ingresar en Medicina Interna, compartirá pasillo con otros 33 enfermos, que son atendidos por una plantilla de profesionales como la copa de un pino, pero eso sí, mínima.
MUY MÍNIMA.
Y aquí empieza la "odisea" de nuestro paciente recién ingresado en planta.....
Os seguiré contando....