viernes, 25 de noviembre de 2011

MANIOBRAS ORQUESTALES EN LA OSCURIDAD


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De nuevo el lento y exasperante pasar de los minutos y las horas...ese otro archienemigo acérrimo de Paco Penas, volvía a acribillar su maltrecha estabilidad emocional. Para colmo, ya se sabe cómo son las peculiares características de una UCI....la sensación de aislamiento (con sus indudables efectos beneficiosos también) era por día mayor. Apenas podía ver a Pepi, su mujer, durante unos cortos minutos cada jornada. Si a eso le sumamos la idiosincracia de "esa" UCI en particular...donde las ventanas escaseaban y se encontraban lejos de nuestro protagonista, dotaban a aquella diminuta sala de una atmósfera cuasi-viciada, soporífera....decadente.
La fiebre invitaba a dormir, y el dormir, invitaba a soñar.
Soñar en el maldito día en que Paco Penas decidió acudir al hospital aquejado de una fiebre y algo de tos, y que terminó derivando en una innumerable cadena de despropósitos, y en una delirante carrera contrarreloj plena de mala suerte que parecía no tener fin, y que había dado con sus huesos en una sala de Cuidados Intensivos sombría y decrépita.
Al menos el personal sanitario, que en muy determinados momentos logró arrancar una tímida sonrisa a nuestro protagonista, daba algo de luz a aquella "cueva".
¿Sería de noche, o de día?...con la luz artificial, la fiebre, el reciente cambio horario y (cómo no) el cansancio acumulado, a Paco Penas le resultaba ya difícil mantener un mínimo sentido de la orientación temporal.
Por fin, Paco Penas logró conciliar un profundo y maravilloso sueño....de aquellos que dan la sensación de estar "reparando" neuronas a cada minuto que pasa...de esos que normalmente Paco estaba acostumbrado a ver cortados por los gritos del viejo Basilio, o por las locuras del Chori...pero esta vez parecía que nada ni nadie evitaría su descanso.....
- Francisco....¿Cómo se encuentra? - le dijo una doctora enfundada en diversas prendas protectoras.
- Ya despierto....hace unos segundos estaba durmiendo como un bendito.
- Perdone...es que tengo que hacerle una prueba...una ecografía cardiaca, será solo un momento.
- De acuerdo, de acuerdo....

Siguiendo unas breves indicaciones, Paco colocó su mano izquierda bajo la nuca dejando al descubierto su hemitórax izquierdo, mientras la doctora (con suma calma) deslizaba el ecógrafo sobre él.
Tras bostezar ampliamente un par de veces, Paco venció su habitual prudencia y preguntó a la doctora...
- ¿Qué hora es?
La doctora, sin dejar de mirar el monitor que tenía enfrente y casi sin pestañear, respondió...
- Cerca de las tres.
- Vaya...
-respondió, Paco- Entonces se me ha pasado el almuerzo....
- ¿Almuerzo?...Noooo, no...son las tres de la mañana.....
- ¿De la mañana?....y dígame, doctora....¿es una práctica habitual hacer estas pruebas a estas horas de la madrugada?...

La doctora, que ya estaba casi terminando, detectó el malestar en el tono de voz de Paco. En ese momento se le ocurrieron montones de excusas. Unas referentes a la gravedad de su patología, otras sobre una posibilidad de alta y traslado a planta.... pero visto lo visto, y dado los antecedentes de Paco, la doctora (sabiamente) retiró el ecógrafo y dió por concluída la prueba, dejando a Paco con un puñado de servilletas en la mano, retirando afanosamente los restos de gel que quedaron en su pecho.
- Mañana seguramente te demos de alta, Francisco.
- ¿Me voy a casa?
- respondió ilusionado.
- No, no...te damos el alta de UCI. Pasarás a planta donde habrá que resolver el resto de problemas.
El final de la frase "el resto de problemas" no había dejado precisamente tranquilo a Paco, pero consciente de que la doctora no iba a concretar más sobre el asunto, decidió no insistir...al menos esa noche.
El frágil sueño de nuestro protagonista volvió a quebrarse, y sus oídos se volvieron a saturar de pitidos y zumbidos de los monitores cercanos, de los quejidos lejanos de algún paciente, y del rumor de alguna conversación en el estar de enfermería.
Uno de los pacientes ingresados allí vomitó abundantemente y, tras ser atendido por el personal, parecía descansar tranquilo. Alguien colocó un salvacamas sobre los restos vomitados, y llamó a la limpiadora.
Minutos después apareció "aquella" limpiadora...sí, sí, no había duda: era ella....con sus auriculares, su mp3 a toda pastilla, mascando chicle.....la misma que se encontró cierta noche en Medicina Interna.
Ante su atónita mirada, de nuevo volvió a dar tres presuntos "pasos de baile" agarrada a su fregona. Uno hacia delante, dos hacia atrás, giro, giro, traspiés...y vuelta a empezar. No sabríamos a ciencia cierta si era una canción de Bustamante o era la "danza de la lluvia" de los apaches chiricahuas lo que sonaba por esos auriculares....lo único cierto es que , sabiéndose observada por Paco, puso más empeño si cabe en tan grotesco espectáculo.
Finalizado el mismo, miró a Paco....sonrió guiñando un ojo y se marchó con aires de...."otro que se queda extasiado con mi movimiento de caderas".
Y tras contemplar el dantesco espectáculo de esa anti-Shakira, Paco concluyó que definitivamente iba siendo hora de irse de la UCI porque todos los locos parecían perseguirle allá donde él estuviera. Así que ya puestos...que al menos fuera en un lugar con vistas al exterior.



domingo, 25 de septiembre de 2011

EL "UCINETOBACTER"


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Jodido....muy jodido pintaba el asunto "Francisco Penas" para el bravo personal de la UCI que durante una larga hora luchó a brazo partido por estabilizar a un paciente al que ya creían convenientemente estabilizado, pero que por cuestiones ajenas a la buena voluntad y el buen hacer de la generalidad allí presente, se veía de nuevo abocado a una nueva situación de crisis vital.
De nuevo el bueno de Paco Penas se enfrentaba a los caprichosos designios de un oscuro destino y a la mirada burlona de una fortuna esquiva.
A poco de iniciar las tareas de reanimación, el equipo de UCI tomó conciencia de la gravedad del asunto y puso los medios (pocos, escasos y obsoletos) que tenía a su alcance. No era de extrañar que muchos consideraran a aquella UCI una "UCI de juguete"....los recursos, tanto humanos como materiales, distaban de lo que sería deseable en una unidad de cuidados críticos.... si bien ese tipo de escasez era manifiestamente observable en cualquier otra unidad del hospital...
El asunto es que Paco Penas precisó ventilación mecánica, y su castigado cuerpo parecía un artilugio mecánico del que salían innumerables cables, de todos los tamaños, tipos y colores.....
Nunca antes se había encontrado en una situación tan delicada de salud, y así se lo hizo saber el intensivista a su esposa Pepi, mientras ésta aguardaba impaciente el desenlace (bueno o malo) de los acontecimientos.
Pero aunque la suerte brillaba por su ausencia en la atribulada vida de Paco Penas, no era menos cierto que el desdichado trabajador de la Refinería gozaba de una fortaleza envidiable....y así fue como Paco consiguió solventar el momento de crisis, y su vida dejó de estar en franco peligro.
Aun así su cuerpo cobró una importante factura, dejándolo extremadamente debilitado tras tanta guerra....
Y fue así como volvió a aparecer un viejo enemigo de Paco Penas....la fiebre.
Nuestro protagonista, débil pero consciente, revivía el ir y venir del personal con pijama blanco y jeringa en ristre...de nuevo las extracciones de sangre....de nuevo la recogida de muestras de todo tipo....de nuevo toda esa batería de pruebas que llevaban impreso el etéreo mensaje de "...pasa algo, pero no sabemos qué...por eso buscamos en todos los sitios".
Y de nuevo, como no podía ser menos....la inseguridad, el desasosiego...y el miedo....hicieron mella en el ánimo de Paco, renaciendo su irritabilidad y desconfianza hacia todo lo que le rodeaba.
Una mañana, un intensivista se acerca hasta su cama y le pregunta...

- ¿Qué tal, Francisco? ¿Cómo se encuentra?.
- Dígamelo usted.
- respondió con gesto torcido.

Ante la beligerancia de la respuesta, la amable sonrisa del doctor se borró automáticamente...e intentó ser lo más claro y escueto posible con su interlocutor.

- Verá....la buena noticia es que estuvo usted muy malito...muy, muy malito....y por fortuna hemos podido estabilizarlo y el primer gran problema lo hemos resuelto. Con mucho esfuerzo, pero ya está resuelto...
- Eso ya lo sé yo, y se lo agradezco. ¿Y la mala noticia, cuál es?

El doctor se tomó una pausa, miró la punta de sus zapatos descubriendo una mancha de algo que no quiso ni pensar qué era....y respondió.

- El causante de su fiebre es una bacteria...un acinetobácter.
- ¿Y eso también provocó mi problema de corazón?

- No, no...esa infección la ha cogido aquí.

- Cómo que aquí....¿en la UCI?..¡si yo no me he movido para nada!
- No, usted no es responsable...en verdad nadie es responsable, es una bacteria oportunista...está en el entorno hospitalario comúnmente...ni es usted el primero ni será el último.

- Pues permítame que no lo entienda....se supone que este sitio es para personas que están graves...¿cómo es posible que se les pueda empeorar?

El doctor levantó los hombros en señal de impotencia....y respondió:

- Créame si le digo que pienso como usted....pero por desgracia las cosas no son como quisiéramos, ni las UCIs reúnen las condiciones higiénicas deseables...ni ésta ni ninguna.
- Pero alguien debería tomar cartas en este asunto...¡¡y más si no es la primera vez que pasa!!

- Se ve que hay cosas más importante que resolver en este hospital...

Y dicho esto, el doctor dio por concluída la conversación dándose la vuelta, carpeta en mano.

Tras unos minutos de profundos y ofuscados pensamientos, Paco reparó en el lugar donde se encontraba...no había tenido tiempo ni ganas antes de hacerlo....una sala relativamente pequeña y oscura, donde intuía varias camas. Al fondo, una limpiadora fregaba el suelo...al parecer con bastante agua, cosa que irritaba sobremanera a una auxiliar que dió un pequeño resbalón sin llegar a caer.
A su lado, un paciente recibía visitas contínuamente por personal del hospital. Al parecer había sufrido una electrocución o algo así....Paco no tardó en darse cuenta que el incidente de la electrocución sucedió durante las tareas de reanimación que le practicaron, y que el enfermo que se encontraba en la cama era un trabajador del hospital.

- ¡¡El almuerzo!!.- gritó alguien en la sala.
Rápidamente, todos los que rodeaban al infortunado electrocutado rompieron el corro a su alrededor, y casi se peleaban por llevarle la bandeja.
Finalmente, un chico rubio, con cara de niño y aspecto algo desgarbado, al grito de "¡¡yo, yo, yo!!" se adelantó a todos, agarró la bandeja y aceleró el paso con ella en la mano.

Pues si....la limpiadora utilizaba mucha agua....demasiada....en algunas zonas, el suelo era como el borde de una piscina y pasó lo inesperado: el chico resbaló y la bandeja impactó sobre el cuerpo del compañero que yacía en la cama que miraba al chico rubio con cara de asesino en serie, mientras los fideos se desparramaban lentamente por su cara.

Paco sonrió...y la sonrisa se convirtió en carcajada.....una carcajada como hacía años no salía de su boca...
Y así estuvo el resto de la mañana, con los ojos inundados en lágrimas de tanto reír.
Al fin y al cabo, puede que se tratara de un guiño del destino....quizás había alguien con menos fortuna aún que el propio Paco Penas....quizás su suerte empezaba a cambiar....










miércoles, 14 de septiembre de 2011

PARADA EN BOXES


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Aquella sensación no era nueva para Paco Penas. La pesadez y el intenso sopor que el velo de la semi inconsciencia apoyaba sobre la cabeza de nuestro protagonista, hacía imposible y titánico el esfuerzo por abrir los párpados. Seguramente era un estado letárgico inducido por algún tipo de fármaco....ya sabía lo que era esa experiencia cuando fue sedado durante su ingreso en Medicina Interna*.
La permanente lucha por intentar recobrar la luz para las retinas, terminaba por fatigar aun más el castigado cuerpo de Paco.
Eso si....lo que el cansancio no había conseguido mitigar lo mas mínimo era su fino oído....
Y en esas estaba Paco, cuando de repente logró entreabrir ligeramente los ojos, dejando que una intensa luz brillante entrara a través de la parte inferior de su campo visual. Una luz que no permitía ver con claridad y que provocó que Paco Penas, instintivamente, se llevara la mano derecha a los párpados y frotara sus dedos sobre ellos....

biiiiiip....biiiiiiip....biiiiip......

- ¿Qué alarma es?....dijo una voz masculina ronca.
- La del IAM.


Paco Penas percibió como una figura con pijama blanco se acercaba al borde de la cama....

- Francisco......Francisco...¿cómo te encuentras?
- B-b-bien....s-supongo.
- ¿Sabes dónde te encuentras?

- Sí...en el Hospital....lo último que recuerdo es que me llevaban a la UCI....

- Eeeeeeeeefectivamente. Esto es la UCI. Aquí puedes estar completamente tranquilo, porque estamos 24 horas, con sus 1440 minutos y sus 86400 segundos, pendientes de ti, atentos a todo lo que te pueda suceder...somos un equipo preparado para cualquier tipo de eventualidad....descansa tranquilo....puedes dejar tu vida en nuestras manos con total seguridad.
.....
Paco esbozó una media sonrisa algo irónica, y es que a estas alturas dudaba que su mala suerte fuera a cambiar...ni mucho menos pensaba que descansaría tranquilo...al menos hasta que estuviera en la terracita de su casa, desayunando con su adorada Pepi.
Sus pensamientos fueron interrumpidos de nuevo por el tipo de la voz ronca...

- .....rque estamos seguros de que, si todo sigue como hasta ahora, pronto estarás en casa....

En ese momento, otra voz masculina masculla a lo lejos...

- ¿Ese no era el que trajeron los DCCU de la redada de los GEOS?.....no estaría yo tan seguro de que esté pronto en casa, jejeje, .....

El tipo de la voz ronca, vuelve la cara hacia su compañero y dice entredientes...

- Cállate, gilipollas....deja de meter la pata.
- ¿¿Yooo??....él es el cabecilla del grupo mafioso....asesinos, asaltadores, atracadores de bancos...


Pues sí...el oído de Paco Penas sería la envidia de más de uno, y a medida que escuchaba los comentarios del enfermero bocazas, sentía como el sudor lo empapaba, el pulso se le aceleraba y la vista se nublaba de nuevo...

biiiiiiiiiiip................biiiiiiiiiiiiiiiiiiip....................biiiiiiiiiiiiiiiiiiiip

- ¿¿Ves?? Te lo he dicho, ¡¡eres gilipollas!!....tranquilo, Francisco, respira hondo.....
-......traficantes de armas, traficantes de órganos, traficantes de drogas.....


biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip....................biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip.........................biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip

- ¿¿¿Quieres callarte de una puta vez??....respira, Francisco, respira....
- .....manipuladores del ADN humano, zoofílicos, seguro que se comen entre ellos mismos como los chinos, para no dejar rastros....

BIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIP..................................

Línea plana....silencio absoluto en el box......

- La virgen....-dice el tipo de la voz ronca...- ¡¡PARADA!!....¡¡EL CARRO!!

En medio segundo el caos se apodera de la UCI....carreras de un lado para otro, idas y venidas al mostrador, alguno que se tropieza con la pata de un sillón y consigue enderezarse lo justo para volver a caerse de bruces sobre el suelo...ruedas de un carro que se atascan y giran mal....
No todos corren igual....alguno aun esta todavia calzandose los guantes con parsimonia, como si no fuera con él la cosa....
Finalmente todos consiguen llegar hasta Paco Penas...el ultimo rezagado, viendo la cantidad de personal que hay alrededor del paciente, decide que está de más y se apoya con un brazo en los pies de la cama, la otra sobre el pie derecho de Paco, y resopla con desgana....
Alguien grita....¡¡FUERA!!....y se activa la descarga del desfibrilador sobre el pecho de Paco Penas....justo cuando el rezagado resoplador desganado se da cuenta de que sigue teniendo la mano sobre el pie de Paco......

Oooohhhhh... ¡¡maravillas de la Física Electrostática!!!! ......cientos de julios circulando por el cuerpo de Paco Penas....y en su pie derecho, pegado, un señor con pijama blanco convulsionando y con los pelos de punta por efecto de la electricidad, hasta salir despedido a dos metros de distancia.....

biiiiip....biiiiiip.....biiiiip........

Paco Penas vuelve a la vida.......y mientras, los mismos que se avalanzaron sobre él, se afanan en recuperar al compañero que se encuentra bocarriba mientras de la punta de cada uno de sus pelos, sale un fino hilillo de humo....



* "Problemas de Comunicación (y II)"...08/05/2010.




sábado, 29 de enero de 2011

EL ASCENSOR


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Cuando Paco Penas recuperó la consciencia tan sólo veía el techo del pasillo del hospital pasando a toda prisa ante sus ojos. Una incómoda mascarilla cubría su nariz y su boca y varias personas a ambos lados de la camilla sobre la que se encontraba, pedían a gritos que abrieran paso.Con el rabillo del ojo pudo apreciar la figura de Pepi que les seguía a escasos dos metros de distancia con evidente nerviosismo. Al cabo de unos largos segundos, Paco notó que se habían subido a un ascensor.


Las voces del personal sanitario del DCCU le llegaban lejanas y poco comprensibles. Intuía que algo iba mal, y aunque su dolor en el pecho había remitido, una extraña sensación de gravedad le invadía.


De repente escuchó una palabra perfectamente reconocible: UCI.


Por un instante sintió un ligero alivio al comprobar que no daría con sus huesos en la tenebrosa Medicina Interna que le perseguía aún en interminables pesadillas casi a diario. Era un pequeño trauma psicológico que no lograba superar a pesar de la distancia y el tiempo que había pasado desde que solicitó el alta voluntaria. Pero ese alivio quedó drásticamente erradicado cuando de repente al ascensor se detuvo.


- ¿Esto qué es?...¿a qué botón le habéis dado?.- pregunta el médico al resto del equipo que se miran con incredulidad.


- A ninguno, se ha parado solo.


- Mierda.- responde con seriedad el doctor que pulsa enérgicamente el botón de alarma del ascensor.


Un pitido estridente suena fuera del metálico espacio, donde los miembros del DCCU aprovechan para colocar mejor los electrodos y cables que se posan sobre Paco, con mimo y cuidado. Tras medio minuto de espera, el doctor vuelve a dejar literalmente "pegado" el dedo en el botón de alarma durante diez segundos.


El conductor se introduce el dedo índice en el cuello del suéter intentando que entre algo de aire, en un claro síntoma de sofoco. Poco a poco empieza a sudar abundantemente y a ponerse pálido.


El enfermero se da cuenta y le pregunta:


- Quillo..¿te encuentras bien?


El conductor parece restar importancia al asunto con un rápido movimiento negativo con la mano y responde...."Tengo calor".


El auxilio no llega, y el médico martillea inmisericordemente el botón rojo en cortos intervalos de tiempo durante un minuto, y termina por golpear con su puño repetidas veces la puerta del ascensor.


- Ya vaaaa, ya vaaaaaa...- responde alguien desde fuera.


- ¿Cómo que "ya va, ya va"?...que tenemos una urgencia aquí dentro jodeeeer.- responde el doctor.


- Sí, sí...todos los que se quedan encerrados tienen una urgencia...- responden con ironía desde fuera.


El conductor comienza a empapar literalmente suéter y chaleco con su sudor, la visión se le vuelve borrosa y se apoya con estrépito con ambas manos en el lateral de la camilla donde Paco Penas apenas se mantiene consciente. De nuevo, el enfermero pregunta al conductor.


- Pepe...¿qué te pasa?


- Nada...nada...calor...mucho calor.


- Y una mierda calor....¡¡claustrofobia!!.- responde el enfermero mientras intenta acercarse a su compañero para auxiliarle.


En ese momento, Pepe el conductor se desploma al suelo, tumbando consigo en su caída la camilla y a un Paco Penas que cae pesadamente sobre el suelo del ascensor enredado en una madeja de cables de colores.


Mientras, desde fuera un par de técnicos con la ayuda del médico por dentro, van abriendo la puerta del ascendor centímetro a centímetro penosamente; en el interior, el enfermero no sabe bien a quién acudir...Su compañero Pepe se encuentra semi inconsciente tumbado boca arriba y sobre él descansa el cuerpo de Paco Penas, y sobre ambos, una manta de sueros, sistemas de goteros y cables.


- Por Dios Bendito, ¿qué demonios pasa dentro?- dice un miembro de Seguridad mientras ojea el interior por el pequeño resquicio abierto.


- Una urgencia, ya se lo dije.- responde el doctor.


- ¡¡Qué coño!!...¡¡son dos urgencias, Manolo!! .- le responde el enfermero mientras trata de sacar el cuerpo de Paco Penas de encima de su compañero.


- La virgen...


Tras un tira y afloja contra los propios nervios y el peso de un Paco Penas inconsciente, el enfermero consigue apartar el cuerpo, pero producto del esfuerzo éste cae sobre él, que queda en la misma posición en la que estaba su compañero Pepe segundos antes.


Al abrirse la puerta del ascensor justo enfrente de la puerta de la UCI, un intensivista de mediana edad y pequeñas gafas metálicas, observa el panorama: el conductor en el suelo bocarriba, empapado en sudor, el enfermo bocaabajo sobre el cuerpo del enfermero que intenta sacárselo de encima, el doctor del DCCU presa de los nervios abroncando a los técnicos y a Seguridad por la tardanza,...todo ello aderezado con bolsas de suero rodando por el suelo, electrodos y multitud de cables que van y vienen de todas partes.


Ante esta visión, el intensivista (sin sacar las manos de los bolsillos de la bata), con parsimonia se gira hacia sus enfermeras de UCI (que ya tienen las manos enguantadas), y les pregunta...


- ¿Ésta es la nueva forma que tienen en el DCCU de traer los enfermos a la UCI?...me habían dicho que la cosa estaba mal....¡¡pero no me hacía una idea de cuánto!!







domingo, 2 de enero de 2011

MUCHA, MUCHA, POLICÍA....


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Aquella soleada y fría jornada de invierno, el Peñón lucía en todo su esplendor desde la ventana de Paco Penas. Se había levantado temprano a pesar de ser domingo, pero la rutina de madrugones a lo largo de la semana hacía imposible seguir conciliando el sueño más allá de las ocho de la mañana, así que hizo algo de café, y se sirvió una generosa taza caliente.
Paco despertó a Pepi (su mujer) con ese trajín mañanero, y ambos se dispusieron a dar buena cuenta de un reconfortante desayuno.
Pero la mañana era tan soberbia que a Paco se le ocurrió una idea genial: desayunar en el salón mientras contemplaban el Peñón por la terraza en aquel idílico día. A Pepi le pareció una iniciativa formidable, así que trasladaron tazas y tostadas hasta la mesa principal y entre bostezo y bostezo (y alguna que otra mirada de complicidad), aliviaron el hambre en poco más de media hora.
Los dos estaban todavía embutidos en sus batas de andar por casa, y calzaban las pantuflas de invierno cuando en el informativo de una emisora de radio local se comentaba la noticia del día: la intervención de la policía en el Hospital de La Línea para detener a un peligroso delincuente.

- ¿Quién será el desgraciado?- se preguntaba en voz alta Pepi.
- No me extrañaría que fuera mi ex compañero de habitación...era un psicópata.- respondió Paco sonriendo. Ambos rieron con ganas.
- Pues al parecer la policía sigue con las detenciones.- añadio Pepi.

Por las ventanas se filtraba un sonido estridente procedente del exterior. Parecía como si alguien hablara a través de un altavoz.

- ¿Qué es eso, Paco?
- Seguramente sea la furgoneta de "El Tapicero" que ya está dando por culo, como todos los domingos, Pepi.
- No, no....baja la voz de la radio un momento.
Paco se levantó con desgana y giró el botón del volumen hacia el mínimo, hasta poder escuchar el sonido del exterior.

.....las manos en alto. Repito. Les habla el Grupo Especial de Operaciones del Cuerpo Nacional de Policía. Este es el último aviso. Obedezcan o nos veremos obligados a entrar por la fuerza. Repito. Salgan con las manos en alto.....

Paco y Pepi se miraron con extrañeza, como preguntándose si habían escuchado lo mismo.
En ese momento, se escuchó una detonación sorda y observaron como (con ese paisaje de fondo del Peñón de Gibraltar) un objeto oscuro y pequeño volaba por los aires y cada vez se hacía más grande, y más grande, y más grande, hasta que.....¡¡crashhhhhhhhhhhhh!!...atravesó el cristal de la terraza y cayó en el suelo del salón con estrépito.

- Que demonios...-empezó a decir Paco cuando de repente, del objeto en cuestión, empezó a salir humo.

A continuación dos golpes fuertes y secos en la puerta principal, hasta que con el tercero, la puerta se abrió astillándose en la zona de la cerradura.
Varios hombres corpulentos, ataviados con ropas oscuras, chaleco antibalas, cascos y máscaras antigás, entraban en el domicilio de Paco Penas, mientras les apuntaban con fusiles de asalto con mirillas láser.

- ¡¡AL SUELO!! ¡¡AL SUELO!!
- Pero...pero..coff, cofff....esto es un error....-respondía Paco que estaba pálido y cariacontecido.
- ¡¡LEVANTE LAS MANOS, MECAGONDIOSSSS!! ¿¿ES QUE NO ME OYEEEE??? ¡¡¡¡AL SUELO YAAAAA!!!

Paco levantó las manos mientras se iba arrodillando.
- Por favor...coff, cofff.... señor agente, insisto en que debe haber...cofff, cofff.... algún error.
- ¡¡¡AL SUELOOOOOO, JODERRR!!!
Finalmente cuando ya estaba en el suelo boca abajo, alguien con voz marcial y los ánimos más templados, le colocó las manos cruzadas en la espalda y procedió a esposarlo mientras decía...

- Francisco Penas, queda usted detenido por colaboración con banda armada relacionada con más de 50 delitos contra la propiedad,....
- No, por Dios....cofff, cofff.... debe haber un error...
-....delitos de hurto, atraco con violencia, extorsión y organización de juego ilegal....
- Es imposible, agente, no tengo nada que ver con eso......aaaaaaaaaaaagh.

En ese momento, un dolor agudo en el pecho, nubló la vista de Paco. Alarmada por el aspecto desencajado de su marido, Pepi alertó a los policías, y uno de ellos tras comprobar que efectivamente había motivos de preocupación, ordenó por un radiotransmisor que descansaba en su hombro izquierdo, que llamaran a una ambulancia inmediatamente.
Paco veía borroso y tosía a consecuencia del bote de humo. La imagen parecía sacada de una película de ciencia ficción. En medio de aquella nube espesa, tan sólo se apreciaban los haces de luz roja del láser de los fusiles que iban recorriendo cada rincón del salón.
En menos de diez minutos, un equipo de DCCU se personaba en el domicilio de Paco.
El doctor, nervioso e impregnado en sudor, se adelantó para explorarlo mientras el enfermero colocó estratégicamente unas pegatinas sobre el torso de Paco y activó el monitor-desfibrilador para ver el ritmo y los complejos cardiacos.
Una toma de tensión arterial rápida y los ojos de todo el equipo sanitario quedaron fijos en la pantalla del monitor largos segundos.
El policía de voz marcial preguntó impaciente al doctor.

- ¿Es grave?
- Parece un angor...pero creo que sería necesario hacerle algunas pruebas que aquí no podemos hacer.
- Mierda....de acuerdo, ¿y dónde se lo llevan?
- Al Hospital....al Hospital de La Línea.
Y Paco que apenas podía moverse del suelo por el dolor, acertó a contestar:
- Se lo ruego, al Hospital no...¡¡llévenme al calabozo!!! ¡¡¡A Botafuegos, si ustedes quieren, PERO AL HOSPITAL NOOOOO!!!

Y diciendo esto, perdió el conocimiento.