lunes, 26 de noviembre de 2012

ESTE MUERTO ESTÁ MUY VIVO





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Nerviosismo en los gestos, carreras por los pasillos...algo nuevo se cocía en el Hospital desde hora temprana, y era algo perfectamente palpable por cualquier usuario del centro.
Y es que, cual tiburones al olor de la sangre, o buitres a la vista de un animal herido, la inminente muerte de un candidato a donar órganos había desatado la "fiebre del oro" entre los distintos especialistas implicados en este tipo de eventualidades.
Llámese "prestigio para la institución", llámese "alimentación del propio ego" o por motivos más espúrios y de dudosa moralidad, como es el cobro de cantidades pecuniarias harto curiosas por la intervención y extracción de órganos...el caso es que la habitación 310 se había convertido en un contínuo trajín por parte del personal sanitario, en especial de cirujanos, intensivistas, internistas y otras hierbas, que se frotaban ávidamente las manos mientras en sus pupilas asomaba el símbolo del euro a cada hora que el infortunado paciente desahuciado se acercaba más y más a su más que previsible y trágico final de su existencia terrenal.
Algún cirujano soñaba con ver su nombre en gloriosos titulares de la prensa comarcal, o incluso en revistas científicas (y pseudocientíficas) donde a bombo y platillo se publicaría el extraordinario acontecimiento de una extracción y posterior donación de órganos en el Campo de Gibraltar..."quién sabe" (pensaba)..."quizás este sea mi trampolín profesional...esa guinda al curriculum profesional que tanto he esperado para poder salir de este infesto boquete".
Y así transcurrían las horas...con visitas de unos y otros, llamadas de gerentes y otros burócatras interesados, jefes de guardias y supervisores, poniendo orden en el desorden y desordenando lo ordenado.
Mucho jefe, poco indio...mucho gallo para tan mísero corral.
Eso sí...la carga asistencial recaía nuevamente en los de siempre: enfermería y auxiliares que, no contentos con la ya de por sí abusiva situación de recortes de personal y de medios, ahora lidiaban con una pantomima que les obligaba a realizar el milagro de la multiplicación del pan y los peces...una vez más.
Pero...¡oh, destino!...ese día el internista de guardia no era cualquiera.
Ese día más que un internista...de guardia estaba una auténtica encarnación del Capitán Trueno, desfacedor de mil entuertos, irreductible como Astérix y Obélix, invencible como Rocky Balboa, infatigable como...como...como Nacho Vidal...¿o era irreductible como el "miembro" de Nacho Vidal?....¡qué mas da!.
El caso es que ante la llamada del personal de enfermería, el Dr. "Trueno" acudió raudo y sin ninguna gana de firmar un certificado de defunción.
Al menos mientras estuviera de guardia, allí no se moría nadie sin su permiso...qué cojones...

- Vamos a sacarle una analítica urgente -dijo con serenidad a la enfermera de planta.
- Pero...¿no estamos esperando a que se muera?
- Este hombre no está para morirse - concluyó con seguridad.

Quirófanos preparados, especialistas localizados...cirujanos con manos enguantadas esperando el deceso del donante...la tensión aumentaba conforme pasaba el tiempo.
Pero ni la más perfecta maquinaria burócrata pudo con la determinación del Dr. "Trueno" que encontró en aquel enfermo a su particular Soldado Ryan.
Tras comprobar la analítica del paciente, instauró un tratamiento preciso y extenso como la Carta de San Pablo a los Corintos...y sacó al paciente del estado crítico en el que se encontraba, para sorpresa de sus familiares que ya lo velaban en vida desde hacía dos días...y con el consiguiente cabreo de los mismos que estuvieron a punto de "vender por piezas" al paciente antes de haber abandonado este Valle de Lágrimas.
Aunque para cabreo, el de cirujanos y demás implicados en la "Operación Trasplante"...que se tradujo en una postrera llamada telefónica desde un oculto despacho de la Gerencia al internista de guardia...

- Pero hombre de Dios...¿qué has hecho? Si sólo había que dejarlo morir...
- Es que yo aún recuerdo el juramento que hice...- respondió con valentía nuestro bravo doctor.
- Hombre, es que si nos ponemos así...a cumplir lo que juramos...apañaos vamos.

Política y Sanidad...mala combinación, amigos. Y es que no es lo mismo un juramento hipocrático que un  hipócrita que jura y miente...que por desgracia, se estila mucho en estos tiempos.