miércoles, 16 de junio de 2010

UNA VISITA INESPERADA


Muchos fueron los motivos de regocijo para el atribulado Paco Penas una vez que concluyó la jornada del 12 de junio. Hacía tiempo que la fortuna no le otorgaba el placer de, al menos, una pequeña victoria ante el carrusel incesante de desgracias que día tras día habían apaleado la moral de Paco sin piedad y sin descanso.
Como no estaba acostumbrado a este tipo de acontecimientos alegres, nuestro protagonista tardó en conciliar el sueño por culpa de esa irrefrenable ilusión que le atosigaba. La misma que sentía cuando niño en la noche de Reyes y le hacía pensar que era imposible volver a dormirse jamás en la vida.
Necesitó la ayuda de una diminuta pastillita "de la felicidad" para dejarse caer en los brazos de Morfeo con toda libertad y así descansó bien buena parte de la noche.
Pero, lo que son las cosas....el incansable sonido de un timbre en mitad de la madrugada, despertó a Paco que sobresaltado intentó buscar el llamador para encender la luz de la cabecera de la cama.
Pero no se sabe si por algún brusco movimiento mientras dormía o por descuido del personal, la mano derecha (atada) de Paco quedaba bastante lejos de los botones.
Un primer impulso por forzar la atadura fue infructuosa, y un segundo intento solo provocó más daño en la muñeca y los dedos.
Cuando decidió desistir de su ánimo escapista e intentó volver a sumirse en la profundidad del sueño, algo llamó la atención en el armario que tenía justo en frente.
En la oscuridad era difícil discernir de qué se trataba, incluso por unos instantes llegó a pensar que era una gamberrada alucinatoria, una ilusión visual.
Pero no. Algo había sobre el armario.....y se movía.
Pequeño, no mas grande que su dedo meñique, pero oscuro y huidizo.
El paso de un coche por la calle con los faros encendidos provocó que un haz de luz se moviera de lado a lado de la pared, atravesando el armario y dando a conocer a Paco su nueva compañera de habitación: una Periplaneta Americana.....¡¡cucaracha!!.
En la mente de Paco Penas empezaron a resonar los inquietantes acordes de la banda sonora de la película "Tiburón", mientras la Periplaneta decidía abandonar el armario y comenzó a caminar por la pared, cada vez más cerca.
No era cuestión de miedo, era más bien repugnancia.
La criatura en cuestión avanzaba y avanzaba lenta pero inexorablemente hacia el techo, y caminó hasta colocarse justo encima de la cabeza de Paco.
Se detuvo allí y empezó a mover compulsivamente sus largas antenas en dirección a la pared que soportaba el cabecero de la cama....como queriendo "tocar" algo.
Y más que tocar, lo que pretendía era "llamar"...¿a quién?....a otra periplaneta que hasta entonces había permanecido fuera del campo visual de Paco.
Un encuentro entre dos cucarachas en el techo a escasos dos metros de la cabeza de nuestro protagonista, se convirtió en su única preocupación durante largos minutos, en los que fue incapaz de perder de vista tan vomitivo espectáculo.
El instinto de protección hizo que Paco volviera la vista hacia la pared de la cabecera, para descubrir que al menos otro especimen más caminaba, éste ya en dirección a la cama, sin ningún tipo de temor ni rubor.
La desesperante y angustiosa situación hizo que Paco intentara forzar aun más si cabe su atadura, trabajo que resultó inútil tras varios intentos fallidos, que unido a la cercanía del bicho que empezaba ya a mover sus antenas en su dirección, obligó al recatado, sosegado y equilibrado Paco Penas a gritar pidiendo auxilio.

- Enfermeraaaaaaaaaaaaaaaaa - al principio con cierta timidez....
- Enfermeraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa - ...poco a poco más fuerte....
- ENFERMEEEEEEEEEEEEEEEEEERAAAAAAAAAAA - ...con la cucaracha cada vez más cerca..
- ENFERMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEERAAAAAAAAAAAAAAAAA

Se vió obligado a gritar cuatro o cinco veces más antes de oír movimiento de carreras en el pasillo de la planta.
Los bichejos en cuestión, debido a los movimientos compulsivos y golpes del cabecero de la cama sobre la pared con los gritos y sacudidas de Paco, huyeron despavoridas en todas las direcciones, momento en que Paco fue capaz de contar hasta cinco ejemplares en la habitación.
Cuando un par de enfermeras llegaron a la habitación y encendieron la luz, las cucarachas habían desaparecido de la vista, pero Paco permanecía en el mismo estado de ansiedad, sudoroso, con los ojos desorbitados y la boca extraordinariamente abierta.

- ¡¡Francisco, Francisco!!....¡¡qué te pasa!!
- Bichoooooos, bichooooooos

- ¿Bichos? ¿Dónde?

- Por toodooooos laaaaaadooooooooos, en la pared, en el techo, busquen, busquen....


Las enfermeras miran con cierta incredulidad , mucha repugnancia (no fuera a ser cierto) y muy poco entusiasmo, pero su búsqueda no encuentra recompensa.

- Aquí no hay bichos, Francisco. Habrás tenido una pesadilla.
- Le digo que no, señorita. Había una cucaracha justo en la pared, y luego en el techo, y movían las antenas...y....y....y...y había otra junto al cabecero...y....y luego se han ido.....

-Bueno, no se preocupe, vamos a llamar al internista de guardia y...
- No, por Dios bendito, nooooooooo, al internista de guardia, nooooooo

- Estás muy nervioso, Francisco...

- Señorita no me toque los cojones, que acabo de ver a cinco cucarachas celebrando un picnic en mi techo y yo sin poder moverme....


Las enfermeras, ante el nerviosismo y la agresividad verbal de Paco, deciden hacer caso omiso a sus súplicas y llaman al internista de guardia.
Aparece a los dos minutos, visiblemente despeinado y ojeroso.
Busca a las enfermeras y dentro del estar de enfermería pregunta

- ¿De quién se trata?
- De Francisco Penas, el señor que está en el aislamiento.

- ¿Otra vez Francisco? ...menudo pastizo, Dios, yo lo sabía.

- Dice que ha visto cucarachas en la habitación, hemos mirado y no hemos visto nada.
- Pero...¿habéis mirado bien?

Una de las enfermeras se da la vuelta, prefiriendo no contestar, mientras que la otra dubitativa contesta:

- S-s-sí, claro.

El internista cierra de un golpe y con seguridad la carpeta que contiene la ya extensa historia clínica de Paco Penas y tras resoplar sonoramente exclama.

- Bien, no hay tiempo que perder. Hay que empezar a hacer cosas.
- pero ¿qué puede tener?


El doctor se quita ceremoniosamente las diminutas gafas metálicas y contesta.

- Estoy casi seguro de que se trata de un Delirium Tremens.

2 comentarios:

Andoni Carrión dijo...

jajajajajajajajaja!!!
Y bebe agua de los charcos...
Al final el #1cbs ha servido para algo, para inspirarte!!

Lola Montalvo dijo...

Por dios con el internista de guardia!!!! Que sí, que sí, que ese internista es el que yo conocí que se fue a vuestro hospital y no al 12 de octubre!!!
Pobre Paco, de verdad, qué impotencia. Dale un poquillo de cuartelillo, por favor. Pobrico!!