sábado, 31 de marzo de 2012

DAME VENENO QUE QUIERO MORIR, DAME VENENO...






Share/Bookmark











Pasaban los días lenta y exasperantemente para Paco Penas que una vez más volvía a sentir en sus carnes el grave problema de "eternalización" de su ingreso, como ya pasara en su anterior y accidentada estancia en la unidad de Medicina Interna.


La única gran diferencia con respecto a aquel primer ingreso, radicaba en que en esta ocasión (tocaba madera) parecía que la Diosa Fortuna le permitía un pequeño desahogo...esta vez Paco Penas no era el blanco de las desdichas, sino un simple testigo de excepción de otro tipo de episodios hospitalarios que le hicieron comprender que en todos los sitios cuecen habas, y que, si bien él tuvo motivos más que suficientes para maldecir su mala suerte en su primer ingreso...en este segundo, el bueno de Paco estaba pasando casi inadvertido para todos.



En esas estaba la juguetona mente de nuestro protagonista, cuando ocurrió otro suceso digno de mención.



Era una tarde típica en la unidad...casi 90 acompañantes y familiares poblando los pasillos, hacinándose por las habitaciones haciendo caso omiso a las recomendaciones del personal de enfermería que insistía una y otra vez en la necesidad de brindarles a los enfermos un entorno sosegado.



Un enfermero le comenta con cierta sorna a una compañera suya, de algo más de mediana edad:


- Colócate las gafas....que no ves nada sin ellas.

Pero ella, antes-muerta-que-sencilla, prefiere la coquetería de una cara "despejada"..asi que acostumbra a "pasear" unas hermosas gafas de desenfadado diseño en unas fundas mucho menos desenfadadas, y practicamente espartanas.



Apoyada en el mostrador de enfermería, se dedica a revisar el tratamiento que se dispone a repartir antes de la llegada de la merienda...coge al azar un pequeño vasito de plástico y lo eleva a la altura de sus ojos, girándolo con sus dedos, comprobando el contenido e intentando adivinar el número de habitación que está rotulado en su exterior...una tarea que resulta realmente complicada...por lo que sistemáticamente aleja y acerca el vasito hacia sus ojos, buscando un detalle, una pista que la "ilumine" sobre el destinatario de cada uno de esos vasitos.



Este proceso lo repite paulatinamente con todos y cada uno de los ventimuchos vasitos de plástico...por lo que tras cinco minutos del mismo "ritual", el enfermero le insiste con bastante más vehemencia:


- Que te pongas las gafaaas!!!



La compañera da la callada por respuesta, sonríe de medio lado y ni corta ni perezosa se lanza a las profundidades de un pasillo de Medicina Interna, colapsada de gente.



Quién sabe si por efecto de una o dos interrupciones en forma de improvisada conversación con un familiar que le pregunta "¿A qué hora pasa sala el médico por la tarde?"...o bien por la señora del 304-2 que solicita un cambio postural...o bien por la bomba de perfusión del 306-2 cuya alarma no para de sonar, y sonar, y sonar...o bien por el caballero de la 308-1, al que todo le parece mal y contesta de muy malas maneras...o quién sabe...quizás por ese chico que acompaña a su madre, la de la 310-3 y que resulta ser un auténtico "adonis" para la enfermera sin gafas...el caso es que, aunque no lo parezca, hay peor mezcla que los peta-zetas con el resfresco de cola: una de las ecuaciones más antiguas de la historia...Miopía+Distracción=Error.



El caso es que la medicación de Paco Penas cayó en la mesita de su compañero de habitación, y viceversa....y éste, ni corto ni perezoso, engulló las pastillas sin comprobar previamente que el número de habitación rotulado en el exterior del vasito que sostenía en sus manos, era el suyo.



De eso se percató Paco Penas, que echó en falta una pastillita de las suyas, y sin embargo no entendía por qué le habían colocado dos comprimidos nuevos. Fue al mirar el número rotulado en el vasito cuando comprobó el error.


Para entonces, el intercambio de medicación ya se había producido en dos habitaciones más,de forma que a medida que se descubría un nuevo error en el reparto de pastillas, la voz de alarma iba corriendo y los familiares acudían "en peregrinación" al mostrador de enfermería pidiendo una, dos y quince explicaciones diferentes...



La hija del compañero de habitación de Paco Penas, una señora aparentemente educada pero de naturaleza histérica, le pregunta qué tipo de medicación toma él.


- Pues exactamente no lo sé señora...- responde Paco.


- ..es que mi padre es alérgico al ácido salicico-salítico...o como se llame...¿usted toma de eso?


- Pues creo que sí, señora, aunque creo recordar que...


- AAAAYYYYYY........(dándose una palmada sonora en el muslo derecho).....QUE ME LO VAN A MATAAAAAR......(coge impulso, inspira profundamente, y con la misma entonación de una sirena de fábrica, grita).....¡¡¡eeeeenfeeeeermeeeEEEEEEEERAAAAAAAAAAAA!!!


- Señora, que lo que yo le quería decir es que....


- No me diga máás, no me diga mááás......esto es de "jurgado de guardia"....



En eso aparece el enfermero....alarmado por los gritos.


- ¿Qué sucede?


- ¿Cómo que qué sucede?...¡¡que me lo vais a matar!!....¡¡que vais a cometer un genocidio!!...


- Señora (intenta mediar Paco Penas)....que antes le quería decir que...


- ....y de esto se entera el Jefe Supremo vuestro...que mi padre es alérgico al ácido sincalicatisílico, y le habéis puesto una pastilla de esas!!!


- Espere que lo comprobemos, señora..- responde el enfermero.


- ¡¡qué vas a comprobar!! que le habéis dado las pastillas de este otro señor!!!


- Bueno, sí, técnicamente es así (responde Paco), pero en verdad yo esa pastilla....


- Llama al méédIIIIICOOOOOOODEGUARRDIAAAAAA!!


- Señora, ¿está usted segura de que se ha tomado esa pastilla?


- A eso iba yo, joven...(responde Paco Penas)...


- ¿Cómo no voy a estar seguuuurAAAAAAAAAAAA??....que le habéis dado el ácido sacilistifilítico de este buen hombre y se lo ha engullido como los pavoooos....


- Señora, que sí, que se ha tomado las pastillas del paciente de al lado, y sentimos el error....(intenta calmar el enfermero)


- ......¿Dónde está el Presidente del Hospital? ¡¡quiero poner una quejaaaa!!


- ...pero en la merienda no tiene el ácido acetilsalicílico, señora....eso se le da en el almuerzo....


- ...eso es lo que llevo intentando decir todo este tiempo... añade Paco.


- ¡¡¡¡¡¡¡¿¿Y POR QUE NO ME HA DICHO USTED NADA Y SE HA QUEDADO AHI CALLADO TODO ESTE TIEMPO CON EL SOFOCO QUE YO TENÍA????!!!!!



¿Hay algo peor que una miope distraída?....puede que si: una histérica que no escucha....




1 comentario:

Eles dijo...

Muy bueno Albert!! Con este me he reido mucho, por que sera??